Por tierras armenias
Llegamos al norte de Armenia por carretera y empezamos a conocerla visitando el monasterio de Haghpat. El complejo que alberga este monasterio de los siglos X-XIII tenía el estilo armenio que íbamos a ver repetido en el resto de los monasterios de la región: una serie de edificaciones variadas y complementarias que los convierten en enclaves autosuficientes situadas en lugares estratégicos, todos ellos con unas vistas fantásticas. En Haghpat había una iglesia principal, capillas, el refectorio, la biblioteca con las tinajas metidas en el suelo donde guardaban los monjes sus manuscritos tapados con piedras para salvarlos de las invasiones; un precioso campanario exento y atrios o "gavit" en cada edificación con tumbas en el suelo. La guía nos explicó que si andabas por encima de esas tumbas ayudabas a sanar los pecados de los difuntos. A destacar las khachkars o cruces talladas en piedra suave que permitía realizar detallados grabados teñidos de color rojo brillante, utilizando tintura de cochinilla. Seguimos conociendo Armenia visitando una ciudad museo con las casas típicas de dos pisos con balconadas de madera tallada. Luego llegamos al lago alpino de Sevan a 2.000 m de altitud. Un lago cercenado por las políticas estalinistas en su intento de crear proyectos de energía hidroeléctrica e industria pesquera que finalmente fracasaron. En el siglo VIII unos monjes erigieron un convento en lo alto de una isla del lago, pero en 1930 tuvieron abandonarlo cuando los soviéticos suprimieron la religión. Ahora mismo ya no existe isla y puedes llegar al complejo monástico andando porque esos fallidos experimentos provocaron una bajada de las aguas que hizo que se formara un camino terrestre hasta el monasterio. Al dia siguiente de nuestra llegada, visitamos Ereván, la capital, y como llovía fuimos al Centro Cafesjian para las Artes que exhibe una colección de arte armenio moderno, contemporáneo e internacional. Otro dia visitamos Echmiadzín y la iglesia de Santa Hripsime, una de las 7 maravillas de Armenia. Esta Santa del siglo IV, llamada la monja guapa, junto con la abadesa Gayane y otras 38 monjas si, fueron las primeras mártires cristianas de la historia de Armenia, perseguidas, torturadas y finalmente asesinadas por el Rey Tiridates III de Armenia al rechazar Hripsime casarse con él. También fuimos a ver el complejo enorme de la Catedral de Armenia, donde además de la iglesia, hay seminario, biblioteca, residencias, jardines y unas lápidas que pudieron salvarse de un antiguo cementerio donde observas las tres representaciones que se solían esculpir: el símbolo redondo de la eternidad; en medio la cruz, como símbolo del camino de esta vida y encima la representación del paraíso. Otro dia nos dirigimos hacia el monasterio de Khor Virap, cuna del cristianismo armenio con vistas cercanas al Bíblico Monte Ararat y allí nos sacamos la foto. Este monte tradicionalmente armenio de más de 5.000 m y nieves perpetuas impresionaba, aunque apenas pudimos ver el ultimo tercio de la cumbre nevada por la bruma habitual. El monasterio mira al Ararat y allí estaba la tumba de Guillermo el Iluminado. Después nos llevaron a ver una bonita bodega familiar y catamos vino blanco de una uva endémica de allí, un tinto con cuerpo, un moscatel semiseco y una copa del famoso coñac armenio que nos pareció delicioso, asi que nos lo trajimos a casa. En ruta y encaramado a 1.500 metros de altitud paramos en el Arco de Charents, construido para dar homenaje a las víctimas de la represión estalinista y para elevar a categoría de templo al monte Ararat, la montaña bíblica símbolo perdurable de Armenia que se dibujaba a lo lejos. Luego llegamos al templo romano de Garni del siglo I d.c. construido por el rey Tiridates I, dedicado al dios del Sol Mitra. Las vistas a las montañas de basalto eran de admirar. Antes del almuerzo de ese día participamos en un taller de elaboración del pan armenio, llamado lavash, considerado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Probamos un rollito de este pan fino, cortado en tiras anchas que se rellena con queso, cebollino, albahaca, perejil y estragón. Finalmente, llegamos a los ultimos momentos de nuestro periplo por Armenia y decidimos pasar la tarde paseando tranquilamente por la ciudad. Nos asombró la bonita y gran Plaza de la República creada en 1926, construida con piedra toba rosa de Armenia, una preciosa roca volcánica que le da a Ereván su cálido resplandor rosado. Es este inmenso círculo se reunen los edificios de la Casa de Gobierno, la Galería Nacional de Armenia, el Ministerio de Asuntos Exteriores, Correos, el hotel Marriott y el History Museum. Durante el periodo soviético, la plaza se llamó Plaza de Lenin y su estatua fue demolida tras la independencia del país. Frente al museo se encuentra una de las atracciones más queridas de Ereván: las Fuentes Cantoras que ofrecen su sinfonía de agua, luz y música todas las noches desde finales de mayo hasta octubre. Disfrutamos de la Plaza sentados en una terraza junto al hotel Marriot tomando una cerveza Draft Kilikia mientras escuchábamos a la violinista del bar interpretar obras clásicas y canciones de Frank Sinatra. Una delicia. Con pena, subimos por el paseo peatonal muy animado de tiendas y bares, hasta llegar al edificio de la Opera con sus jardines y un lago del amor onavegable. Mención a parte quiero dejar de las visitas que hicimos a Tsitsernakaberd, el Memorial del Genocidio del pueblo armenio, muy emocionante porque la guía nos iba interpretando la información de los paneles explicativos del holocausto transmitiéndonos los horrores de esta bárbara tragedia donde Armenia jugaba con cuchara de papel mientras que el resto de los países tenían cuchara de hierro, en alusión a que estaban armados para una guerra mientras que los armenios sólo eran un pueblo indefenso y pacífico. La comunidad internacional miró hacia otro lado, los armenios se quedaron sin derecho a ser respetados y fueron masacrados. Al salir, compungidos y con un nudo en el estómago, visitamos la gran explanada del obelisco y unas esculturas enormes representando a las 7 provincias armenias. En su centro guardan la llama eterna que desde 1965, 50º aniversario del genocidio, nunca se ha apagado. Otra visita muy interesante fue la del complejo de edificaciones del monasterio de Noravank, lugar de peregrinación, ubicado en un estrecho desfiladero rodeado de imponentes acantilados rocosos y rojizos. La arquitectura estaba llena de riqueza al haber sido lugar de reyes. Destacan las esculturas y los bajorelieves religiosos por su ejecución artística. El tímpano de "La Virgen con el Niño" sentada en una alfombra me pareció muy original, así como las valiosas cruces de piedra. No pudimos subir ni bajar la estrechísima escalera sin barandilla de la iglesia de Asvatsatsin al estar cerrado el paso porque la gente terminaba cayendo accidentada. Por fin, la última visita a destacar especialmente porque quiero reflejarla en homenaje a mi profesor del curso de manuscritos medievales Andres K. quien nos supo transmitir su pasión por este maravilloso arte, fue al museo Matenadaran donde me emocioné admirando las miniaturas que también los monjes armenios elaboraron en sus manuscritos para que los aficionados del mundo a este arte pudiéramos seguir disfrutándolos.