Castillo del olvido

Este castillo mudejar segoviano ya lo vimos en 2022, pero no me acordaba y me sigo sin acordar de aquella visita aunque vea las fotos de aquella vez...qué memoria la mía...quizás fue porque me pasó desapercibido debido a la carga monumental que llevábamos encima esos dias o porque tengo ya una memoria de pez...el caso es que esta vez me ha parecido una maravilla de castillo. Situado en una explanada despejada y vistosa en tierra de pinares, su inmenso foso es lo primero que te asombra y sus rojos muros de ladrillo convertidos en aspilleras, torres y almenas resplandecen al sol. Esta fortaleza del siglo XV, construida por alarifes sevillanos para la familia Fonseca como residencia palaciega, fue escenario de grandes fiestas a las que asistieron notables personalidades de la época. Tras la restauración se conserva mayormente en su forma original. No han querido poner barandillas ni otros elementos de seguridad que horadaran las paredes o la estructura del edificio para mantenerlo tal como era y así te lo avisan. El paseo interior hasta llegar a la puerta de entrada de reja vertical, está adornado de las defensivas aspilleras de piedra caliza y hay pinturas mudéjares bordeando las paredes exteriores a la altura de las bases de las pequeñas almenas. Entrando al interior, pasas por la capilla que da acceso a la torre del homenaje. Ahí pudimos apreciar obras de gran calidad: una talla románica y otra gótica de la Virgen y unas tablas de la escuela hispano-flamenca, además de un Cristo de influencia bizantina. Subiendo por la empinada escalera de caracol llegamos al primer piso, la sala de armas, estucada y pintada en rojo, negro y azul con motivos geométricos que imitaban los azulejos del palacio exterior. En la clave de la bóveda se representaba el escudo de los Fonseca. Habia armas, barreños y armaduras del siglo XVI y XVII y un cofre con incrustaciones de marfil. En la segunda planta la ventana mudejar del siglo XV dejaba entrar una luz que inundaba la estancia que contenía armaduras y fotografias del castillo de antes de la restauración de los años 50 del siglo pasado, cuando la familia de la Casa de Alba propietaria desde el siglo XVIII, al entroncar en casamiento con los Fonseca, lo cedió a la Administración para que lo restaurara, lo mantuviera y fuera además la sede de la escuela de capataces forestales. Todas las salas tenían chimenea ya que, más que fortaleza, el castillo fue destinado a residencia aristocrática. Aquí padecieron la guerra de los comuneros entre otras, pero lo peor les llegó con la invasión francesa quedando arruinado y abandonado. Además se cuenta que un administrador sin escrúpulos de la casa de Alba, vendió elementos valiosos, asi como casi todas las columnas de mármol del patio de armas. Seguimos subiendo escalones, cruzamos una galería y llegamos al mirador almenado de la torre del homenaje de 25 metros de altura, donde las vistas eran extraordinarias. Luego bajamos a la galeria norte y de allí hacia la torre de Pedro Mata. En su primera sala, redonda con cúpula, conocida como Sala de los Jarros lucían unas originales pinturas mudéjares que representaban jarros, temas florales y arcos de herradura entrelazados. Si te ponías en el centro y hablabas, resonaba el grave eco de tu voz y si hablabas suave a la pared, se te entendía todo lo que decías desde el lado contrario. Muy divertido. Bajando a la siguiente sala, había en el suelo un agujero por donde arrojaba a los presos a la mazmorra que estaba debajo. Ya en el patio de armas, el aspecto medieval del castillo cambiaba porque se había reconstruido el patio porticado con su galería para alojar actualmente la escuela de Capacitación Forestal. Una romántica historia de amor fue protagonizada por el marqués de Cenete, hijo del gran cardenal Mendoza que acabó escaldado por las brasas lanzadas desde las almenas cuando pretendía enamorar a una dama de la familia Fonseca.
Comimos en silencio junto a la ventana en un restaurante que hay justo enfrente del castillo porque cada vez que levantabas la vista resultaba hipnotizante verle enfrente tan bonito, grande y poderoso y eso te hacía pensar y recrearte en la vida de aquella gente tan especial y diferente de nosotros que vivó allí hace menos de 3 siglos.
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