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Mi cumpleaños asturiano

Mi cumpleaños asturiano

Qué bien me ha sentado cumplir años esta vez...hace poco he dejado atrás un montón de años de preocupaciones y ahora sólo deseo disfrutar de la vida, aprender de las situaciones que se me presenten, vivir cosas bonitas para recordarlas siempre, gozar de momentos felices con mi querido marido y por supuesto, tener salud y energía para hacer todo lo que deseo. Me pregunto si es mucho pedir, pero en realidad lo que quiero es dejarme fluir con la vida aceptando lo que se me presente lo mejor que sea posible. Bueno, pues tras recibir los bonitos regalos de la persona a la que más quiero en este mundo, nos pusimos en ruta para cumplir lo planificado antes de ir al restaurante a celebrar mi cumpleaños. Entre llamadas y mensajes de felicitación, visitamos el faro de Avilés o faro de Navia entre nieblas. Después nos dirigimos al cercano Faro del Cabo Peñas, que ya conocíamos y estaba muy visitado, con sus antiguas bocinas alineadas en una torre y las islas rocosas sumergiéndose en el mar. Con tanta llamada, me entretuve charlando y no nos dio tiempo ir a Luanco, que lo dejamos para el dia siguiente, asi que nos dirigimos al lugar de la comida, que ya lo habiamos visitado un par de dias antes degustando su menú de chigre que incluía un centollito, ensalada de pulpo, langostinos y queso cabrales con bien de sidra. Nos gustó La Chalana, junto a la ría de Avilés, sus amables camareros y el ambiente de gente que estaba allí, como de nuestra edad, nos animó a repetir, así que íbamos con confianza para degustar el menú de las jornadas del bogavante del Cantábrico y la verdad es que no nos decepcionó. Los platos iban saliendo, abundantes y sabrosos: las zamburiñas, langostinos y bogavante a la plancha fueron un delicioso aperitivo, luego vino la lubina, la brocheta de solomillo y el queso de Cabrales y aunque sentías que no ibas a poder con todo, el albariño ayudó a que termináramos la comida con dos postres incluidos. Fue un festín muy bien servido, en un comedor agradable decorado con gusto al estilo marinero, con luz suave, espacio entre las mesas y unos profesionales camareros, maitre incluido, que nos trataron con mimo y dedicación. Fue una muy buena celebración y la recordaremos siempre. Por la tarde y con lluvia nos acercamos al Museo de las Anclas de Cousteau en un escenario muy adecuado junto a un mar bravío que explotaba contra la orilla. Luego bajamos la ría para visitar el moderno e impactante curvilíneo complejo del brasileño Neinmeyer, un espacio en blanco que contiene una interesante torre con sus redondeadas escaleras exteriores y unos pabellones de diseño futurista que afrecen actividades culturales y espectáculos todo el año. Después paseamos por el casco histórico de Avilés con sus iglesias de un románico tardío, una inmensa plaza para el Ayuntamiento, calles con soportales donde se resguarda la hostelería y casas señoriales y palacios muy barrocos demostrativos de la riqueza de otros tiempos. El inabarcable parque Ferrera, antiguo jardín de un palacio, queda en el medio del recinto comunicando zonas de la ciudad por sus numerosas puertas. 

Mi dia de cumpleaños llegaba a su fin. Lleno de sorpresas bonitas y muchos deseos de felicidad de la gente que me quiere de verdad, fui muy feliz.

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