Basilica visigoda

Para celebrar el cumpleaños de Pedro fuimos a Valladolid de nuevo. En el camino nos paramos a visitar la Basilica de San Juan de Baños del año 661, consagrada al Santo por el monarca visigodo Recesvinto en acción de gracias por haberse curado de su mala salud bebiendo las aguas termales que hay junto a la iglesia, hoy llamada fuente de San Juan y también de Recesvinto. Se trata de un templo visigodo con claras influencias germánicas y también de la todavía reciente cultura que quedaba del imperio romano antes de disolverse. Este monarca dejó su huella en varios lugares del templo: llama la atención la corona que preside el original abside central con la orfebrería de esa época; la lápida de consagración situada encima de la nave mayor escrita en torpes letras mayúsculas certifica que Recesvinto fue el donante y la fecha de su construcción; el recuerdo de la huella de su mano que hay junto a la pila bautismal, aunque quizás sea una leyenda; la ornamentación en las celosías de círculos enlazados con flores; la decoración vegetal de las pinturas de frisos geométricos; los arcos de herradura de la nave típicos del canon visigodo; el presbiterio o parte central de la cabecera; el arco de la puerta exterior en forma de herradura sobrepasado en 1/3 (el mozárabe sobrepasa en 2/3 y el califal en 1/2). La espadaña en cambio, es un añadido del S.XIX. Por dentro las columnas son de marmol, aprovechadas de la época romana, y una de ellas conserva un capitel corintio original. El mérito que tiene este templo es el de ser la iglesia visigótica más antigua y original que conocemos en el norte y su estado de conservación es muy interesante pues guarda muchos elementos de su época. Asi como su interior resulta ser muy armonioso, el encuadramiento exterior da gran belleza a esta basílica al encontrarse rodeada por una relajante verde pradera muy apropiada para los encuentros, las bodas y celebraciones.
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