Monasterios de Bucovina, un punto y aparte

Otro dia de la estancia en Rumania, fuimos a visitar 2 de los numerosos monasterios medievales que hay en Bucovina, muy cerca de la frontera con Ucrania. Cuando al fin llegamos al primero de ellos por curvosas carreteras interminables, no nos podíanos imaginar la sorpresa que nos íbamos a llevar nada más entrar al recinto del Monasterio ortodoxo medieval de Moldovita. La iglesia ortodoxa del monasterio, de arquitectura bizantina, tenía las paredes exteriores repletas de minuciosas pinturas bellísimas donde se retrataban santos, profetas, escenas de la vida de Jesus, de la Virgen y montones de escenas de la Biblia y los Evangelios. Aquellas pinturas formaban una completa catequesis en forma de viñetas individuales, bordeadas y sombreadas por esos colores azulados y amarillos tan especiales y únicos de esa zona. Su importancia y originalidad las han otorgado el privilegio de formar parte del patrimonio de la humanidad. La primera visión nos dejó maravillados y resultó hipnotizante escuchar observando cada cuadradito de pared la descripción concreta de cada una de las escena sobre todo de los Evangelios y también de otros temas relacionados con la religión como el del "Asedio de Constantinopla" que conmemora la intervención de la Virgen para salvar la ciudad del ataque persa en el año 626, aunque el asedio representado pudiera ser la caida de Constantinopla de 1453). Cada escena está detallada con gran expresividad y es un relato completo con su propio principio, desarrollo y final de un pasaje, milagro o hecho evangélico. Te pasarías años estudiando cada centímetro de esas paredes porque los detalles de las imágenes representadas están vivos y bien definidos, con movimientos, con esas expresiones medievales en las caras que parece que te están mirando. En el interior, tan recogido y tan íntimo en su espacio, el pantocrátor de la linterna y las variadas imágenes pintadas en paredes y techos eran igualmente bellas y admirables. Nos lo explicó una monja con su puntero láser, vestida con su hábito claramente ortodoxo, y luego al final de la explicación vino la madre superiora a saludarnos y aprovechó para darnos un sermón maravilloso basado en el amor de Dios, en la libertad que nos ha dado para utilizarla lo mejor posible, en la necesidad de extenderlo a toda la sociedad y de vivir bajo su principal mandamiento, el del amor. Eran tan emocionantes sus palabras y tan cargadas de pasión que las escuchamos concentrados conteniendo la respiración para no perdernos nada. Al final, conmovidos porque lo que nos había dicho nos había llegado de pleno al corazón, se hizo tal silencio que parecíamos en trance y a todo el grupo se nos escaparon un puñado de lágrimas. Llenos de la paz que nos transmitió esta mujer tan espiritual, nos fuimos despidiendo de ella y cuando me tocó a mi, me abrazó muy fuerte y me dio 3 sentidos besos. En el jardín nos sacamos fotos con ella. Esta visita será inolvidable para siempre. El sentimiento de felicidad que nos transmitió no se nos olvidará jamás. De allí me llevé un pequeño icono de recuerdo.
Después de comer fuimos a ver el monasterio de Voronet, también del siglo XVI, que aunque tiene menos pinturas en las paredes al estar peor conservado, le llaman la Capilla Sixtina Oriental por su magnífico fresco de El Juicio Final, que cubre por entero la pared oeste y segun dicen los expertos, es la mejor composición pictórica de todos los monasterios que hay por esa zona. Su iglesia por dentro era muy parecida a la de Moldovita. Alrededor del monasterio disfrutamos con los vendedores de la zona de tiendas haciendo prácticas con nosotros para mejorar su castellano.
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