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De ermitas y retablos

De ermitas y retablos

Por una iniciativa de nuestras instituciones locales, hemos podido ir de visita guiada este primer sábado de junio a la iglesia de San Pedro situada en una de las zonas más altas del pueblo de Morillas. Es una iglesia medieval del siglo XIII que está estratégicamente ubicada en lo alto del monte rodeada de vegetación y se llega a ella andando por una empinada calzada empedrada. Estaba edificada dentro de una fortaleza amurallada defensiva porque aquella zona se situaba en un paso importante que conectaba el camino de la meseta con el del mar y fue muy disputado por los reyes y nobles de aquella época en aquellos tiempos tan convulsos de guerras y predominios. Lo que íbamos a ver sobre todo, era el restaurado retablo de la iglesia datado en 1559. La restauración ha sido importante debido al mal estado de la iglesia y de las tablas del retablo que ahora lucen espléndidas. Nos lo ha explicado de maravilla una profesora de arte que ya conocía porque estuve hace unos años en uno de sus cursos, que sabe absolutamente todo sobre el patrimonio artístico de nuestra diócesis. El retablo es un conjunto de tablas pintadas al estilo renacentista de colores muy vistosos, donde destaca la imagen de un glorioso San Pedro coronado como Papa, de una calidad considerable y muy importante, segun la profesora. Debido a su advocación, en el retablo se hace hincapié en la vida de San Pedro, sus milagros y finalmente su martirio. Debajo a ambos lados del magnífico sagrario adornado con la figura del Salvador, hay cuatro tablas de los apostoles agrupadas armoniosamente de tres en tres y nos dan la sensación de que están hablando tranquilamente entre ellos. Encima de San Pedro, vemos la calle de la Asuncion de la Virgen con mas tablas a los lados que tratan sobre las mas conocidas escenas de su vida. La calle de encima de la Virgen, recoge la pasión de Cristo presidida en el medio por su crucifixión. Arriba del todo se encuentra pintado el Padre Celestial acompañado de las mártires Santa Lucia y Santa Catalina de Alejandría. El retablo es digno de admirar por la profusión de información que muestra a los creyentes pintado de manera tan detallada, esmerada y colorida. También hay que destacar en esta iglesia su gran pila bautismal, románica, con tallas geométricas y motivos circulares, su sacristía y los dos pequeños retablos situados en capillas laterales, el de Santa Catalina de Alejandría y el de las ánimas. Al salir, las vistas desde allí son inalcanzables, por lo que ha merecido mucho la pena subir hasta allí para ver estas obras de arte tan inspiradoras, enmarcadas en un paisaje muy evocador. 

La oportunidad que nos ha brindado esta iniciativa institucional para ver la ermita ha sido elogiable, sobre todo porque estas ermitas suelen estar cerradas y son muy difíciles de visitar si no sabes el día concreto del año que la abren, que suele coincidir con la fiesta del lugar. Ahora, cada vez que circulemos por esa carretera miraremos a su alto y nos acordaremos del magnífico retablo de San Pedro.

 

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