Antes del Caminito

En nuestro viaje hacia Almuñecar, pasamos la primera noche en Valdepeñas y nos pareció una ciudad moderna, muy próspera, con mucho comercio, una potente hostelería y una iluminación navideña digna de una capital. Luego nos contaron que su alcalde lleva muchos años al frente de su consistorio, señal de que tiene reconocido un buen gobierno. El vino de Valdepeñas te regala un agradable y equilibrado sabor y las tapas que lo acompañan son muy generosas, algo a lo que no estamos acostumbrados por aquí. Al dia siguiente llegamos a Málaga capital para comer con los cuñados que estaban alojados en Torremolinos en esas fechas, y tras tomarnos un pajarete en la Taberna de Guardia, probamos las primeras frituras andaluzas del viaje en el restaurante Cenachero, donde nos atendieron de maravilla. Paseando por sus callejas iluminadas, la ciudad nos pareció una maravilla, llena de magia y de vida, un lugar para pasar el tiempo dejándose llevar sin prisas hacia ningun sitio al encuentro de plazas y sitios que ver.
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