Laos y el agua

Hemos estado unos dias por la republica democratica popular de Laos, recorriendo sus pueblos con denominador comun: el rio Mekong. Un rio inmenso, caudaloso, con amplisima distancia entre sus orillas que en alguno de sus kilometros le sirven como frontera de separación. Rio con islas numerosas y aguas lodosas y no muy profundas ahora que estamos en temporada seca, avecinándose próxima la época de lluvias que en breve aumentará su caudal y su profundidad cubriendo las riveras ahora al aire, tan bajas que tenias que encaramarte a la maleza para saltar a tierra. Puestas de sol espectaculares en un rio de pescadores echando el copo como hace mas de 20 siglos. Redes que con poco esfuerzo se llenan ya que la variedad y cantidad de pescado es asombrosa, tanto de desconocidas clases de pescado fresco como de sus maneras de conservación: secado, en salazon, fermentados, expuestos en sus grandes y numerosos mercados, diurnos, nocturnos y en las filas interminables de puestitos de comida callejera. El rio está vivo y su gente lo cuida porque vive de él. El pais es limpio y sencillo, y su vida, excepto en la capital, es fundamentalmente rural. Todavia no estan acostumbrados a la gente de fuera por lo que aunque se muestran amables se hace dificil comunicarte con ellos pues apenas hablan inglés y es diferente el lenguaje de signos del nuestro. Hemos estado recorriendo el rio todo el tiempo y durante 3 dias lo hemos hecho en una galera, la Wat Phou, llamada igual que uno de sus mas famosos templos preangkorianos del siglo X, donde solo podias comer de maravilla una cocina con toques franceses y relajarte tumbado en cubierta pues no habia television, ni internet, ni nada, solo la naturaleza del rio, los templos de sus orillas, la gente de sus aldeas y estos niños felices nadando en el rio, que me dieron tanta envidia que me bañé jugando con ellos.