Albarracin y Calomarde

Después de despedirme de Guadalaviar fuimos camino de vuelta llegando hasta Albarracin que es un lugar espectacularmente contruido con un potente recinto amurallado defensivo aprovechando la montaña. Alli parece que el tiempo se ha detenido para siempre. Sus calles y edificios han sido restaurados de manera uniforme con la misma piedra bronceada para facilitarte el transporte a muchos siglos atrás. Seguro que las ferias medievales tienen allí su enclave perfecto y su oferta hotelera y su gastronomia hacen las delicias de sus turistas, sobre todo extranjeros ya que estaba llena de franceses. Rodeada por las curvas del rio Guadalaviar parece una ciudad de ensueño. Unos kilometros mas alante disfrutando el paisaje, encontramos esta maravillosa cascada de Calomarde donde aprovechando la falla del rio existió en su momento un importante molino.