En otra bodega

Este año nos hemos propuesto recorrer todas las bodegas que podamos.Ya estuvimos el año pasado en Cune y nos gustó mucho, destacando su cementerio, pero este año nos han entrado mas ganas de visitar bodegas sobre todo desde las 3 que vimos en la península de Ciudad el Cabo y que pusieron el nivel muy alto por lo espectacular de sus diseños, esa antigüedad, en algunos casos databan de los primeros colonos holandeses del S.XVI, combinada con edificios y elementos modernos de decoración en la zona de las degustaciones y de técnicas vanguardistas para el lugar de la produccion; las extensiones de terrenos que las rodeaban y cómo estaban preparados sus jardines para realizar cualquier tipo de evento; las catas de sus vinos tan variadas, de 3 a 5 copas, y hay que decir que estaban deliciosos y bien servidos, con lugares muy acogedores para sentarte, charlar y disfrutar del paisaje; por lo que dudo que las que veamos aqui puedan igualarlas. Bueno, pues esta vez fuimos a Muga, pagando 8€ cada uno por la visita, un poco caro, con derecho a cata que al final fueron 2 copas, una de vino blanco y otra de tinto crianza, acompañadas por unas pocas mini crakers escasas, la verdad es que por ese precio y la propaganda que se hacían, ya podían haberse estirado un poco, como así lo hicieron en la bodega que estuvimos por mi cumpleaños donde acompañamos varias copas de su cosecha con chorizo, queso y tomate en conserva con guindillas riojanas que nos pusimos morados a untar. En esta visita, éramos un grupo de unas 15 personas con un guia que aunque sabía mucho del negocio, nos aburrimos mucho escuchándole porque hablaba tan deprisa que no le seguías con tanto dato y veias a la gente que se evadía en sus pensamientos mirando por aquí y por allá, sin hacerle ninguna pregunta. Tras casi una hora de paseos entre naves de toneles intentando absorver lo que nos decía el guía, pensando que su competidora Cune que se encuentra a unos metros la superaba en todo lo que vimos, llegamos a un lugar donde de repente apareció un actor vestido de peregrino de la época del Lazarillo de Tormes y medio en verso con mucha gracia nos hizo un denso recorrido por la cultura del vino citando obras clásicas y escenificando diálogos de pesonajes de la historia y famosas novelas que trataban sobre el vino, fué lo mejor de toda la visita por lo agradable que era escucharle y se llevó un montón de aplausos de lo bien que lo hizo. Tras despertarnos del sopor que teníamos tras tanta explicación tan poco entendible, nos pasaron a una iluminada sala donde degustamos solo dos copitas de sus vinos. Como la verdad es que son muy ricos, nos llevamos de allí un poco de todo, cava incluido, porque aunque no lo probamos seguro que estará buenísimo.
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