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Aunque nos comia la niebla bajamos el puerto

Aunque nos comia la niebla bajamos el puerto

Tras terminar su discurso el Bobo, nuestra intención era dirigirnos a comer a Vega de Pas bajando por el puerto de las Estacas y disfrutar de un paisaje maravilloso y unas vistas espectaculares desde los 1106 metros de altura que tiene el puerto. A pocos kilometros de las Machorras vimos bancos de niebla que se fueron cerrando a medida que íbamos subiendo. Cuando llegamos al principio del puerto de Estacas la niebla era ya muy densa y bajamos el puerto sin apenas visibilidad, lloviznando y con la calzada mojada. Llegamos a Vega de Pas sin poder disfrutar del paisaje, agobiados por el esfuerzo de conducir en precarias condiciones y con ganas de llegar. Era un 5 de agosto y parecia invierno. Apenas se veia a unos pocos metros de distancia, ni siquiera pudimos apreciar la estación de Yera junto al tunel de la Engaña. Menos mal que aunque íbamos apurados de tiempo pues la romería acabó sobre las 3 de la tarde, el comedor del Mexico estaba abierto y con las ganas que teniamos sin haber probado bocado en toda la mañana, disfrutamos a gusto del cocido montañés, del lechazo y las truchas, regado con un reserva de Coto de Imaz, para acabar con la indispensable quesada y sobado de postre. Después paseamos tranquilamente por el pueblo, la plaza mayor con la iglesia, la ancestral mesa de juntas y las casas con miradores estilo montañés. Pasamos ante la estatua de Madrazo, cirujano, ensayista y dramaturgo ilustre nacido en 1850 y que construyó un sanatorio en Vega de Pas que después fué convertido en escuelas dotadas de salas de musica, campos de deporte y piscinas y cuya cocinera inventó el tan famoso sobado que junto con la quesada se convierten en sello de identidad de la zona que siempre llevas como buen regalo para tu casa. Paseando por los alrededores del rio Pas encontramos este burrito recién nacido con su mamá y como Ilde y Pedro tienen un tacto especial con los animales enseguida se les acercaron y allí estuvimos contemplando la escena con calma ya que en un lugar tan relajante y atractivamente verde como es el valle del Pas, la paz al espíritu está asegurada y además te invita a volver.

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