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Ermitas en septiembre 2025 - 4ª parte

Ermitas en septiembre 2025 - 4ª parte

Esta última etapa, la más monumental del recorrido de este año gracias a la organización de Ermitaraba la hicimos en una escasa hora y media. Llegamos a ver sus iglesias, dejando para otro momento los edificios civiles. Comenzamos por la iglesia de la Asunción de la medieval Arceniega, situada dentro del recinto amurallado y pegada al Ayuntamiento que lleva el escudo de la villa, una encina, la lanza y tres torres. En el arco principal del pórtico de la iglesia del siglo XVII hay otros tres escudos, un escudo pontificio del Papa Urbano VIII, otro a la izquierda con las armas del reino y otro más a la derecha coronado por un jarrón de azucenas por tratarse de un templo mariano. La torre almenada de 1572 y la portada de tres arquivoltas apuntadas, recuerdan el caracter defensivo que tuvo el templo. El retablo es de la época tardia del barroco, del siglo XVII y contiene la talla de la Virgen, algo rígida, así como lo son todos los personajes que figuran en el banco del mismo, a la izquierda los apostoles de color dorado y a la derecha los esbirros y soldados de colores vivos recogiendo escenas de la Ultima Cena, la Flagelación, el Prendimiento...Luego fuimos hasta Sojoguti, cuya iglesia de la Anunciación de principios del siglo XVII, es ejemplo de lo que se llamaba iglesia de patronazgo. Éstas eran iglesias fundadas por familias nobles que adquirían una serie de derechos sobre ellas, como enterrarse dentro, recibir diezmos...a cambio de mantener el edificio en buen estado. Tras el Concilio de Trento de mediados del siglo XVI, se puso fin a estas prácticas porque daban lugar a abusos, pero en Sojoguti y en la tierra de Ayala, durante todo el siglo XVII y XVIII el patronazgo siguió efectivo, quedando el mismo patente en los escudos que colocan sus fundadores en las zonas más visibles del edificio. Nada mas llegar a esta iglesia, ves un primer escudo del mayorazgo de la familia Cámara en su espadaña y otro en el pórtico, que mezclan las armas de ambos cónyuges representando una unión matrimonial duradera incluso después de la muerte. El retablo rococó es de finales del siglo XVIII, con yeserías y unos santos muy policromados, hermosos y poco habituales, San Román y San Pantaleón, médico martir representado tras haber resucitado a un niño picado por una serpiente pisando al animal que le había mordido. La imagen de la Anunciación es muy especial, de manos delicadas, se lleva la mano al pecho indicando su condición virginal y a su vez el ángel como respuesta, señala hacia arriba indicando que el Espiritu Santo descenderá sobre ella. Me llamó la atención el púlpito  de madera apoyado en sirenas de larga cola de escamas que se cubren el pecho con sus aletas. Salimos de Sojoguti para llegar al destino final de nuestra ruta, el broche de oro tras visitar las otras doce iglesias programadas y éste fue la joya incomparable del Santuario de la Encina. El papa Luna, en 1404, ya conocía su existencia y concedía indulgencias a quienes contribuyeran a restaurar el santuario. El templo actual es de 1498 y nada mas acercarte ves el escudo de los Austrias en el centro del pórtico debido a que Arceniega era villa de realengo pero sometida al poder de los Ayala y este escudo se alzó como reivindicación de autonomía frente al señorío insistente de los Ayala. Allí está a la entrada sobre un pilar, la imagen de la Virgen en piedra recordándote que se apareció en una encina de este prado. En el interior el retablo es tan bello que te deja sin respiración. No creo que hayamos visto nunca nada igual. Parece una monumental obra de orfebrería. Recoge escenas de al vida de la Virgen de la Encina y de la infancia de Jesus y cada escena se remata con un tejadillo de delicada tracería. Hay multiplicidad de personajes tallados que parecen actuar con vida propia, aprecias sus onduladas poses, los gestos y el cuidado de su anatomía; la pasarela de modas renacentista, los ropajes ampulosos, los mantos flotantes, los velos, los barbuquejos y tocados, la delicadeza de los gestos, la sutileza de las manos, la inclinación de las cabezas.... Estampas flamencas de comienzos del siglo XVI se muestran en las escenas de la Pasión, de la Crucifixión, del Descendimiento, ocupando la Magdalena las escenas centrales mientras que la Virgen y San Juan permanecen siempre juntos. La policromía es dorada con fondo azul, los personajes buenos aparecen con rostros claros y pelo negro y los malos, con pelo rojo y rostros oscuros. Las escenas del banco son impresionantes, en la Ultima Cena, el Prendimiento, la Flagelación parecen escenas en movimiento que te hablan. La Virgen de la Encina, se muestra amamantando al Niño mientras los ángeles la coronan. Fuera del retablo, una Andra Mari del siglo XIV descansa sobre una encina. Encima del retablo aparecen los escudos de los RRCatólicos y hay una clave con el nombre de Carlos V, que se piensa financió el retablo porque estuvo en el Santuario debido a que tuvo muy mala travesía en su primer viaje a España y como la Virgen de la Encina era invocada por los marineros en los temporales como su protectora, se cree que de esta invocación vino la promesa del regalo. El resto de la iglesia está llena de más bellísimos retablos y bellos murales para pasar horas y horas contemplándolos. El entorno del Santuario es muy agradable pues allí está la famosa encina de más de cinco siglos rodeada de una verja que recuerda la leyenda. Allí nos sacamos esta foto y pudimos poner fin a la aventura que nos ha llevado ver las ermitas del año atravesando los paisajes extraordinarios de nuestra querida tierra de Ayala y Arceniega. 

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