En el castillo de Bran

Otro dia de nuestro recorrido por Rumanía, bajando por un puerto lleno de curvas y árboles altísimos con los Cárpatos de fondo, llegamos al Castillo de Drácula o castillo de Bran. El castillo está en lo alto de una colina 🏰 como se ve en la foto, rodeado por un recinto de parques con su romántico lago y nos impresionó porque está asentado muy altivo en la misma roca de la montaña y así ves una pared en roca y las otras diferentes, alguna con inscripciones góticas, tejaditos de muchos tamaños, formas y alturas, ventanas mas bien pequeñas, diferentes entre sí y la verdad es que esta falta de armonía y el alzado apuntado le da un aire casi siniestro. Data del siglo XIV y es de estilo sajón. Fue, entre otros moradores, residencia de Vlad Tepes, el empalador, nacido en Siguisoara en 1428, personaje histórico de la orden de Dracul que significa dragón, a la que pertenecia su padre, de ahí le viene el nombre de Dracula, hijo de Dracul. Bram Stocker se inspiró en la creencia popular de la existencia de un hombre vampiro que correspondería a Vlad, para escribir su famosa novela Dracula. Sin embargo sólo tiene asociaciones tangenciales con Vlad Tepes en el sentido de que fue un gobernador muy vengativo que acababa sus batallas empalando a sus enemigos de batalla, sobre todo a los saboyardos que fueron los que mataron a su padre, tortura que aprendió de los otomanos quienes le criaron y formaron militarmente. Se cuentan muchas leyendas, como la de que paseaba disfrazado por el castillo para escuchar lo que decían los sirvientes y si alguna sirvienta le gustaba se la llevaba a sus aposentos amaneciendo muerta y sin gota de sangre. Otra leyenda cuenta que unos embajadores no quisieron destaparse ante él y en venganza les fijó el turbante en la cabeza con clavos de plata enviandoles así de regreso a su país. En la actualidad, el castillo de Bran es un monumento nacional y un punto de referencia en el turismo hacia Transilvania, debido a su antigüedad, su valor arquitectónico y, sobre todo, por su pretendido vínculo con el personaje ficticio del conde Drácula. Fue residencia veraniega de la famosa reina Maria y sus hijas, muy queridas por el pueblo, durante las décadas de 1920 y 1930. Al entrar dentro del castillo la sensación cambia a mejor y ves las coquetas estancias rústicas con chimeneas-estufas de porcelana de colores, un patio con sus pasarelas a diferentes alturas, más pasadizos, muchas fotos, vitrinas, historias, una auténtica escalera secreta. Ello fue debido a que en la década de 1920, el arquitecto de cabecera de la familia real, realizó profundas reformas en el edificio, pero el castillo no perdió ni un ápice de su aspecto de fortaleza medieval. Se crearon nuevas escaleras para facilitar la comunicación, se instaló electricidad y agua corriente (fría y caliente), tres centralitas telefónicas, incluso se añadió un ascensor para facilitar el acceso al jardín. Los interiores del castillo, que nunca habían sido especialmente tétricos, se llenaron de muebles y objetos históricos, buscando crear un ambiente cómodo y rústico; algunas estancias se redecoraron en estilo "alemán", "tirolés" o "dórico" (renacimiento italiano). Junto al coqueto patio, hay una estancia a la que entras a oscuras y ves unos fantasmas reflejados en la pared, un nosferatu y un poco de ambiente draculesco. También hemos visto un documental histórico de los últimos reyes de Rumania en parada militar y festejos varios con las señoras vestidas del largo de aquella época. Tras sacarnos muchas fotos en sus jardines, fuimos a visitar el Castillo de Peles, en Sinaia (la perla de los Cárpatos), antigua residencia real de verano, donde el lujo está presente para impresionar extraordinariamente. Fue el primer castillo de Europa en tener electricidad, ascensor, bocas para la aspiradora y calefacción por aire caliente. Tiene cientos de estancias y alrededor de 30 baños lujosamente decorados que incluso puedes ver equipados y con su bañera. Salas de música, sala de teatro, un salón inspirado en la Alhambra…incontables riquezas y atractivos. La protagonista es la madera de nogal tallada en techo paredes y suelos, las lámparas venecianas, las vidrieras, las esculturas, pinturas, colecciones de armaduras, los espejos inmensos, uno de ellos de 30 m de altura, la biblioteca con puerta secreta a la habitación del rey. El castillo es de propiedad privada de los herederos de la familia real rumana y el estado se encarga de mantenerlo. Lo mandó construir Carlos I en 1883 y vivió allí hasta su muerte en 1914. La familia real continuó allí hasta su abdicación en 1947 cuando fue expropiado por el régimen comunista. En 2007 se devolvió a la familia real rumana, en concreto a Margarita de Rumania, que ahora reside en el palacio Elisabeta de Bucarest.
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