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Nuestras ermitas - parte 1ª

Nuestras ermitas - parte 1ª

Hemos empezado este mes de septiembre con muchas actividades culturales. Tras la fiesta en las campas de Olarizu que cierra la temporada festiva en Vitoria, conferencias y excursiones han marcado la pauta de este mes. Empezamos la cronología en el Círculo, presentándonos el programa de las visitas a las ermitas e iglesias de esta temporada y escuchando una conferencia sobre cómo era la ruta de las diligencias por Alava. Otro dia los astrónomos vitorianos, en el marco del Ataria, nos dejaron  unos retazos de mitología vasca relacionada con nuestro firmamento. Fuimos el sábado a La Puebla de Arganzón para escuchar y ver con detalle la iglesia de la Asunción y su magnífico retablo plateresco rematado por un Calvario con toda la iconografía completa que acompañó la muerte de Cristo. El siguiente jueves escuchamos la historia fascinante que rodea al cinturón de asteroides conociendo a Apophis, el protagonista malvado que amenaza chocar con nuestro planeta. El sábado siguiente emprendimos la primera ruta intensiva siguiendo las indicaciones del proyecto Patrimonio Abierto en visita libre. Conocimos la iglesia de la Concepción en Salinillas de Buradón, junto al castillo de los Condes de Oñate, con su precioso doble sepulcro plateresco lleno de filigranas y detalles de Don Pedro Velez de Guevara y su esposa la bella Doña Juana Enriquez de Acuña. Luego, ya en Burgos, llegamos a la iglesia de Ircio. Su retablo está dedicado y detalladamente esculpido por completo a San Pedro, con escenas de la vida y martirio del apóstol, asi como minuciosas esculturas de santas mártires muy oportunamente encajadas dentro del mismo. Lo mas impresionante de todo fue disfrutar de su ubicación sobre el Ebro rodeados del espectacular paisaje montañoso con una panorámica de 360º. Después de visitar su cementerio explicado por una señora muy amable, nos dirigimos a Zambrana, cuya ermita de Santa Lucía, hoy templo parroquial, estaba situada en el camino real de la Rioja a Alava y al final terminó por sustituir a la iglesia parroquial de San Vicente de 1058 que se situaba más "arriba" y resultaba más distante de las calles-camino por donde pasaban las  mercancías y prosperaba la villa. Por ello, el culto parroquial se trasladó en el siglo XVI a la ermita de "abajo", la de Santa Lucía, que recibió materiales de la iglesia de San Vicente para que se reconstruyera y se adecentara como iglesia parroquial. Algunos restos románicos que pueden verse en el campanario o incrustados en la mamposteria de sus muros, ajedrezados, bolas, un relieve de un tímpano y un crismón trinitario, así como su Andra Mari gótica del retablo de las Animas y otros, son de la iglesia de San Vicente. El retablo es estilo barroco y debido a que resultaba más pequeño que la cabecera del templo reconstruido, se les ocurrió rellenar la pared pintándola con un traspantojo de dosel azulón con ángeles que resulta agradable pero poco atractivo. Dentro cobija la imagen de Santa Lucía, a un lado está San Vicente para recordar a la antigua parroquia, y al otro San Sebastián. Lo preside la Virgen de la Asunción. La iglesia, gracias a las señoras que la cuidan, relucía por dentro como si acabaran de construirla y las tapicerías de los asientos y reclinatorios brillaban de rojo carmesí. En la foto estamos junto a esta iglesia de Zambrana y se ve la torre apañada con restos románicos de su proveedora anterior. Para finalizar el circuito programado para este sábado, subimos hasta la iglesia de San Andrés en Santa Cruz del Fierro, y como era de esperar allí estaba una alta y estilizada cruz de hierro bendiciendo a sus pies los campos de cereal de la zona. El retablo de esta iglesia, de estilo barroco y con decoraciones vegetales, es un apaño de un retablo de algun otro sitio, resultando curiosa su disposición actual pues se ve que lo encajaron como pudieron y sorprende ver, por ejemplo, en una hornacina de lo alto, el ojo de una cerradura bajo el codo de San Pedro, algo que originariamente debía pertenecer a alguna puerta baja del retablo original. Lo preside un gótico y curioso San Andrés, con su cruz en aspa, que estuvo oculto durante mucho tiempo porque al obispo no le gustaba verle representado con el pelo en madejas recogidas detrás de unas vistosas orejas y una alegre sonrisa, quizás poco devota. A nosotros nos resultó muy simpático y nos alegramos de que le hayan liberado de su escondite y así, tal cual, lo podemos disfrutar.

Si no hubiera sido por esta iniciativa pública tan bien diseñada, que permite visitar y apreciar, como se merece, nuestro rico y preciado patrimonio artístico, no hubiéramos podido conocer ni los pueblos ni sus iglesias por dentro ya que es dificilísimo coincidir con el dia que las abren, quizás uno sólo en todo el año. Además, estos periplos han sido acabados reponiendo fuerzas en restaurantes de la zona que jamás hubiéramos frecuentado y que nos han sorprendido gratamente, como la brasa de La Legua en la Puebla y el Txoriarte con sus cotos de caza y su posibilidad de pescar truchas.

Nuestras compañeras de viaje han sido Matilde y Koro, imposible mejorarlas en puntualidad, formalidad, buena disposición y sobre todo, buen conformar.

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