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Casas colgadas

Casas colgadas

A 130 km de Guadalajara, aunque por carretera nacional, llegamos a Cuenca. Tuvimos mucha suerte de aparcar en el barrio de los Tintes junto al paseo del río que desemboca en el Júcar. Paseando por su orilla, enseguida dejamos de lado el auditorio donde antes había una cantera y que está dedicado a J.Luis Perales mientras observábamos unas casas construidas encima de las rocas y otras encima de la larga muralla. Justo al traspasar una suave curva se nos aparecieron las famosas casas colgadas de Cuenca, el puente de S.Pablo y el monumental Parador. Impresionante la escena de este trío de edificaciones reunidas en un solo golpe de vista. El tajo que hay bajo el solitario puente es muy profundo y la posición de las casas colgadas en un lugar tan al aire y tan alto, con tantos metros de caaida de la roca vertical, impresiona tanto como el tajo de Ronda. Debido a ello, la visión completa conforma un conjunto único y muy armónico que podrías estar horas admirando el lugar debajo de los árboles que dan la entrada al puente poco más abajo del Parador. Antes de cruzarlo, nos hemos hecho muchas fotos con el fondo de estas casas del S.XVI que luego hemos visitado por dentro pues es la sede del museo de arte abstracto de Castilla la Mancha. Después subimos poco a poco por sus calles empedradas y demasiado empinadas hacia el casco antiguo. Cuando llegamos a la Catedral, con esa fachada de escalones en cuesta, vimos el tren turístico en la Plaza Mayor y decidimos cogerlo para terminar de conocer una ciudad preciosa pero que sabemos que no tiene ni un solo tramo liso, asi que con el fin de evitar bajar, y luego subir, tantas cuestas pronunciadas desde el barrio del Castillo hasta la zona del río, nos montamos en este transporte refrigerado y amenizado con musiquilla y audios de la historia de la ciudad. Estoy segura que fué lo acertado en un dia de tantisimo calor. Las iglesias, conventos y palacetes de un pasado esplendoroso que vimos, nos acompañaron durante el recorrido, perviviendo en la historia de esta ciudad unas veces rehabilitadas y otras reconvertidas en hoteles, edificios oficiales o museos, como el de arte moderno y contemporáneo  que se ubica dentro de lo que fue la iglesia de la Santa Cruz y que ahora es un lugar que conserva parte de su arquitectura renovada y brilla por la blancura de su decoración y la claridad de la luz que entra por sus inmensos ventanales. Alli estaba la muestra de la colección de Roberto Polo. En el paseo por el borde de la muralla que sube y baja sin cesar por callejas estrechas llenas de encanto, no dejas de admirar la montaña coronada por el Sagrado Corazón de 1957. Luego te sigues encontrando con más iglesias con historia, como la de S.Felipe Neri y la iglesia del Salvador con sus puertas de bronce por donde sale la procesión de las Turbas, mal llamada procesión de "los borrachos"; asi como la característica torre Mangana ubicada en el desaparecido Alcázar que da las horas a todo Cuenca….Al final hemos comido en una terraza “colgada” de unos escalones entre calles y el menú, cómo no, ha sido a base de morteruelo y zarajos. Después hemos tomado un café en el parque de S.Julián, a la sombra de sus frondosos arboles pero con tanto calor que nos dejó sin fuerzas para seguir investigando esta empinada ciudad. Para animar el aburrido viaje de vuelta por una vacía carretera en la que no podias pasar de 90 km/hora, he leído a Pedro para que no se me durmiera, estos 3 cuentos: el de la "buena mala suerte", el del " dentista francés Bobet" y el del " círculo del 99". Divertidos, meditables y todos ellos con moraleja, claro.

 

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