Guadalajara monumental

Con el objetivo de ver los campos de lavanda de Brihuega que solo pueden verse durante el mes de julio, organizamos el viaje a Guadalajara. En poco más de 3 horas llegamos allí. Dejamos el coche en el parque de la Concordia, bajamos la calle Mayor hasta el Ayuntamiento para toparnos con la joya de la corona: el precioso Palacio del Infantado. Hacía mucho calor. Como en ese primer vistazo percibimos la grandiosa monumentalidad de la ciudad, pensamos dedicarle un dia completo de nuestra estancia allí para disfrutar del recorrido y aun asi, no tuvimos todo el tiempo suficiente que se necesitaría para ver todo lo que nos hubiera gustado ver. Iniciamos la visita empezando por el Panteón de la Duquesa de Sevillano, pero como había empezado la visita y la otra era media hora más tarde, nos marchamos porque no podiamos perder tiempo. Caminando bajo los árboles del parque de S.Roque y luego por los de la Concordia, llegamos de nuevo a la calle Mayor. Nos paramos en el palacio de Antonio de Mendoza con jardín y patio renacentista; la iglesia de Santiago, que está por debajo del suelo y hay que bajar unos cuantos escalones laterales para acceder a éste sencillo y encantador templo. Estaban preparando una boda. Después visitamos el palacio del Infantado que es el museo provincial y está muy bien dotado de restos arqueologicos, y pinturas, pero lo más atractivo por su originalidad fué su patio de los Leones, por cierto muy masculinizados, que realmente no es de extrañar que fuera el escenario de la boda tanto de Beltrán de la Cueva, como de Felipe II con Isabel de Valois y también de Felipe V con Isabel de Farnesio. Luego fuimos a ver el Palacio de la Cotilla con su salón chino de papel de arroz que relata unas historias suyas costumbristas interesante y al lasdo está el espacio dedicado al autor de teatro y pintor Buero Vallejo. Después vimos por dentro la Concatedral con un retablo de maravillosas esculturas. La capilla de Luis Lucena, pequeña y con muros muy torreonados, pero lo más interesantes son sus bóvedas internas con pinturas alegóricas de las Virtudes y otras de estilo renacentista de Cincinato, el mismo pintor que pintó en el Escorial y en el Palacio del Infantado. Una escalera de caracol estrecha sube hasta una mini torre dentro de la misma capilla y en el medio tiene unos curiosos ventanucos abiertos que dan a la pequeña nave. Como el calor era horrible, de 37° a las 2 de la tarde, nos fuimos al hotel y por la tarde volvimos a recorrer lo que nos faltaba, como el convento de S.Francisco con una nave de muros de 20 m de alto con una cripta dal estilo de la del Escorial que era el panteón de la familia Mendoza y que tras su destrozo por los franceses la familia está enterrada en Pastrana. Intentamos de nuevo visitar el Panteón de la Duquesa por dentro pero ya había empezado la última visita y cuando terminó sólo pudimos asomarnos por dentro para ver la maravillosa cúpula de azulejos estilo bizantino de Zuloag. La cripta la vimos por internet y es una maravilla, por eso tenemos que volver de nuevo allí, para seguir disfrutando del entorno que nos ofrece la capital de Guadalajara, que también luce en el gastronómico, pero esta vez lo haremos en un momento del año en el que nos acompañen unas más suaves temperaturas.
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