Por los alrededores

Muy cerca del hotel donde nos alojábamos, estaba Torremolinos y el puerto marítimo de Benalmádena, que proviene del árabe Ben-Almaden, o hijos de las minas, que le llaman La Marina, donde hay islas con casas estilo árabe de techos puntiagudos, con un acceso privado por puentes con cancelas. Al ser redondas y pequeñas, justo de un bloque, amarran sus yates debajo de su casa como trozos de una tarta. El sitio era lujosillo y tenía muchos comercios y restaurantes, algo parecido a Puerto Banús. Anduvimos bastante porque es inmenso ese puerto deportivo. Luego fuimos por el espigón hasta los 2 mini faros que ya existian en tiempos ascentrales, a sacarnos unas fotos para enviar a nuestra amiga Begoñita que vivió allí unos años cuando su marido era entrenador del equipo de futbol del Malaga. Hicimos muchos viajes a Torremolinos por el paseo marítimo, en el que siempre había bastante gente, aunque la media de edad era avanzada...como la nuestra. La zona de la Carihuela no pareció también muy interesante para tomarte algo al abrigo del aire del paseo maritimo. Las cuestas que suben al centro del pueblo de Torremolinos desde la playa, no me las esperaba por lo pronunciadas que eran. El ambiente de los bares nos gustó porque era muy de gente de allí y nos atendieron estupendamente. Una pena que el vino blanco que te ofrecen sea siempre o Rioja o Ribera. Las tapas son de alto nivel, muy elaboradas y de concurso. No me olvidaré de la del aro de merluza en vertical. Las iglesias de San Miguel y del Carmen estaban abiertas. Otro dia fuimos al jardín botánico el Inca y nos pareció un sitio de lo más relajante. Se puden ver los manantiales que movían 2 antiguos molinos; un romántico laberinto de setos con una araucaria gigante en el medio; un jardín japonés con casita y estanque con tortugas; jaulas con loros y lechuzas; cascadas; colectores del agua hechos con tejas por los caminos por donde pasaba agua clara del manantiales; riachuelos; fuentes, estatuas romanas y un pequeño museo etnografico. Se estaba de maravilla en ese parque. Un domingo cogimos el primer bus que pasó por delante del hotel que nos llevó a Fuengirola. El sol y el viento nos daban fuerzas para recorrernos el paseo con las playas y a la vuelta fuimos al castillo árabe de Sohail, en un alto con unas vistas estupenda de la costa y el mar. Está junto al río Fuengirola a 38 m de altura. En 1485 fue reconquistada por el ejército cristiano en plena ofensiva contra el reino nazarí de Granada. Se recortó su arquitectura para colocar cañones y sufrió la voladura de uno de sus muros en plena guerra de la Independencia tras abandonarlo las tropas napoleónicas. Luego el castillo perdió su función militar y se subastó pero se fue abandonando y ya en la década de los 80 del siglo pasado se recuperó por la Administración. La escuela taller lo reconstruyó y ahora es un gran espacio cultural. También estuvimos en Antequera, un pueblo muy grande, muy andaluz y bien cuidado. Hasta tiene Parador. Hemos visitado la Alcazaba y la espectacular y barroca iglesia de la Virgen del Carmen con su retablo de pino rojo súper recargadisimo de adornos, con las paredes pintadas de colores y motivos florales o geométricos, muchas capillas-mausoleos y la gran techumbre de madera con recargados artesonados moriscos. Un pulpito lleno de ángeles custodios. Altares con repetición, es decir, que encima del altar hay otro altar con más esculturas, como la del carro de Elías. Un órgano de trompetas. Una variada imaginería y una Virgen del Carmen tan llamativa como preciosa ….lla riqueza escultórica y artística de esta iglesia es impresionante, y su nivel probablemente estará entre los primeros de cuantos templos hemos visto nunca.
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