La ria y las 7 calles

El fin de semana del 29 de febrero, fecha irreal como ella sola, quedamos con Arantxa porque le debiamos la visita de las Navidades. Como esta mujer es una enamorada de Bilbao, nos tenia preparada una visita guiada por Bilbao la antigua, la nueva, el puente de San Anton, el ayuntamiento, el campo volantin, el mercado de la Ribera, las primeras 7 calles y el resto de las calles que conforman tan llano casco viejo enmarcado por la linea de la ria y rodeado de margenes empinadas. Las casas nobles, su catedral, la plaza nueva, lo bien que comimos donde Montes y las explicaciones de Arantxa bajo la lluvia, hicieron que pasaramos un dia divertido. Aunque reconocemos que esta gran ciudad tiene su encanto, todo está muy limpio y es muy señorial, la arquitectura conservada y la actual son admirables, tiene unas tiendas impresionantes, mucho arte y cultura, se respira un atractivo ambiente festivo por sus calles del casco viejo y se come de maravilla, Bilbao no es un lugar que nos apasione ni a Pedro ni a mi, y eso que hemos intentado sacarle gusto, verle lo positivo y lo agradable pero no se lo encontramos. No es que sea un lugar peor que ningun otro, de verdad, solo que cuando bajamos, que suele ser nada mas que por temas de trabajo, familiares o que quedas allí con alguien, nos inunda una tristeza inexplicable que solo la quitamos cuando enfilamos el desvio hacia la carretera a casa. Quizás con el tiempo la percepción mejore y deseemos tanto ir allí a pasar el dia como deseamos ir a Donosti, Pamplona o Logroño, por decir otra de las ciudades que están como Bilbao, equidistantes en 1 hora de nuestra querida Vitoria.
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