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Con Arantza por Santiago

Con Arantza por Santiago

Hacía tiempo que no estábamos con nuestra querida y viajera amiga Arantza y tuvimos la suerte de que se animara a subir a Vitoria el día de Santiago recién llegada de su viaje a Albania y Macedonia. Subió desde su casa desde Otxandio, al mediodía, la fuimos a buscar a una parada rara de esas que tienen los autobuses y que estaba muy cerca de las piscinas de Gamarra. La ofrecimos ir a pasearnos por la zona de los ajeros, que ella no conocía, viendo cómo la gente se cargaba ristras a modo de largos collares. Nos sacamos unas fotos metidos en pleno jaleo ya que el ambientillo de fiesta estaba a tope en las calles, a modo del primer día de las fiestas que vendrían después. Saboreamos el clásico y sabroso pintxo de pimientos italianos del Toloño y estuvimos sentados un buen rato en una terraza de la plaza nueva, escondiéndonos del sol y viendo pasar las fanfarrias que precedían a las cuadrillas de blusas, recién estrenados, tan limpitos y sin señales de cansancio todavía. En casa brindamos con unos Spritzs que nos puso Pedro mientras yo terminaba de hacer una comida que preparé de manera especial, ya que Arantza es una mujer muy viajada, experimentada gourmet y conocedora de todo tipo de exquisiteces, novedades y nuevas cocinas, experta conocedora de los restaurantes de Euskadi y también de buena parte del mundo, por lo que no es fácil sorprenderla debido a su alto nivel de exigencia. Como lo más sencillo es al final lo que más satisface, colmé su buen apetito con unos aperitivos servidos en diferentes tipos de vasitos. Me he dado cuenta de que el recipiente es una pieza fundamental de una mesa atractiva y por eso usé vasitos comprados en los bazares, porque ensalzan las raciones de una sencilla ensalada de langostinos y aguacates; una crema de pepino con huevas de lumpo; una mezcla de pimientos del piquillo confitados, seguida de queso de cabra y mascaspone y coronada por un puré de berenjena asada, rematado todo por cebolla frita, tapenade y anchoillas; una crema de patata con embutido de lomo ahumado picado; un ajoarriero con gambas y como no podíamos ya con la lubina al horno, que iba a ser servida en una minibandejita rectangular suficiente para abarcar la pieza de pescado sobre patatas panadera con salsa de vino, tomate y crema, pasamos directamente a los helados caseros de vino de rioja con frutos rojos y de ron con pasas y leche condensada, que salen de maravilla en la heladera, coronados con trufas heladas. Una larga sobremesa en la terraza charlando de todo, puso final a un dia de buena conversación y de estar muy a gusto disfrutando de Arantza. Tan deprisa pasó el tiempo que a toda velocidad la llevamos al último bus para su casa y por unos pocos segundos se pudo montar pues lo pillamos a punto de partir. A finales de agosto quedaremos con ella de nuevo, será de nuevo todo un placer.

J

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