El primer rayo de sol del año

Me asombra el lenguaje meteorológico. Me hubiera encantando ser una de las presentadoras del tiempo aunque parece muy difícil llegar a dominar esas expresiones con la fluidez y rapidez con la que te cuentan sus predicciones: que si los ciclones y anticiclones, las corrientes de chorro en su interacción con un frente polar. Las áreas fluctuantes de baja presión acompañadas de un frente frío y un frente cálido ambos dos moviéndose alrededor de una zona con depresión en el sentido contrario a las agujas del reloj. El viento que en la escuela aprendimos que era el aire en movimiento y que se mueve paralelamente a las líneas isobaras dejando en el hemisferio norte las zonas de alta presión a la derecha de su dirección de avance pero que luego se acerca a la superficie y se desequilibra debido a la fricción del suelo reajustándose con una disminución de la velocidad del viento variando su velocidad y su dirección cortando las superficies isobáricas introduciéndose en las zonas de más baja presión.  Contar la formación de una borrasca resulta de lo más apasionante, y saber que hoy por la tarde empeorará el tiempo pero que por la mañana, sin embargo, apenas se esperan precipitaciones y que se alternarán las nubes y los claros me parece asombroso. Que el viento del suroeste seguirá soplando con mucha fuerza y por la tarde girará a oeste-noroeste, aumentará la nubosidad, y se producirán chubascos que irán acompañados de tormentas es sorprendente. Y luego llega el apartado final, el de las temperaturas: con las máximas con valores que rondarán los 15-18 ºC y las mínimas que se darán a últimas horas del día. Todo esto contado de seguido y a toda velocidad agitando las manos por encima de unos mapas en movimiento con la carrera de física en mi haber como respaldo, es una de las cosas que me hubiera gustado hacer en mi vida. De mientras disfruto imaginándolo mientras he atrapado este jueves santo, uno de los jueves del año en los que reluce más el sol, junto con el del Corpus Christi y el día de la Ascension,  uno de los poquísimos rayos de sol que este año se han asomado por Vitoria provocando que tengamos la vitamina D tan baja que necesitemos tomar capsulas de aceite de bacalao como suplemento.