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Flor de sal

Flor de sal

Continuando con la celebracion de mi cumpleaños, fuimos a comer al Araba con Patricia y Lourdes. Me equivoqué en el menú. Fué para no repetir porque era de esos de boda pantagruélico, con copa de champan incluida, donde se saca de más para que no haya nadie que se quede con ganas y critique la comida, pero aquello era demasiado y llega el momento en que no puedes mas y tampoco puedes meter las tejas tolosanas en el bolso porque se hace cachitos y se pringa todo. Fué curioso que nos sacaran un plato de 6 esparragos para una mesa de 4 comensales.... cómo los repartes?... esa fué la pregunta que le hice a la camarera que inmediatamente volvió con otro plato con 2 espárragos mas, para completar el reparto. Yo me pregunto cuántas veces harán estas trampillas en celebraciones multitudinarias, total, al final no se nota y me ahorro genero comestible en una comida en la que seguro mucha gente deja los platos a la mitad o enteros sin comer. Qué barbaridades hacemos para competir con la disculpa de quedar bien y asi provocamos que se tire tanta comida se tira a lo tonto a la basura y tanto dinero malgastado. Cómo tienen que cambiar las cosas para celebrar sin tanto despilfarro. Yo creo que es una mezcla de mentalidad de posguerra de siglos pasados donde todo debia celebrarse alrededor de la mesa hinflándote a comer por si al dia siguiente no lo podrias hacer, sumada al competir por ver quién lleva a la mesa manjares mas exquisitos, sinónimo de caro, para demostrar un poderío que a veces es a golpe de préstamo. En fin. Me acuerdo mucho de la boda del amigo de Patricia donde comimos ensaladas y disfrutamos de unos postres sanos y riquisimos, sin mariscos, ni carnes ni pescados de competicion y lo pasamos estupendamente bailando. Bueno, pues después de la comida nos fuimos de excursión a ver el valle salado de las Salinas de Añana que no lo conocian mis amigas. El tiempo estaba bochornoso y el sol apretaba con tanta fuerza que nos dejaron un paraguas para protegernos de él. Nos quedamos muy impresionadas por el paisaje de huertas de sal, el lugar donde se ubican y la arquitectura tan especializada de una explotación de época romana que hoy en dia ha vuelto a recuperarse y se ofrece como producto renovado. Es una sal cara de precio porque es artesanal y cuidada con mucho mimo, por eso esa flor de sal que flota en el agua tras el primer golpe de calor y evaporación en la salmuera se convierte en un condimento exquisito para paladares exigentes saboreándola encima por ejemplo de pescados asados o txuletas a la brasa. Mientras veiamos los globitos de aire que ascienden desde el suelo del manantial empezaron a explotar con gran estruendo los primeros truenos que se acercaron mas deprisa de lo que queriamos y de repente, como en las peliculas, empezó a caer una lluvia torrencial donde los paraguas-sombrilla se convirtieron en paraguas-calados. A todo correr, sin terminar de disfrutar del recorrido ni llegar a poder meter los pies en la piscina salada que a modo de spa ofrecen a los visitantes, acabamos la excursión. Tuvimos que esperar a que se pasara la tormenta para volver a casa pero aun asi nos mojamos bien mojadas y llegamos a casa con unos pelos horribles y los pies blancos de la sal del camino.

 

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