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En los jardines del Principe

En los jardines del Principe

Esta semana de San Prudencio hemos hecho un viajecito Malaga y Granada. El primer dia nos dirigimos tranquilamente hacia nuestro destino principal haciendo una parada para dormir a mitad de camino. Llegamos a Aranjuez para comer y pasearnos a gusto y con tiempo por los jardines del principe y los que circunvalan el palacio real. Son fantasticos, tan bien diseñados con albercas de riego por todas partes y zonas de descanso donde perderte para toda una semana sin repetir ni un solo dia. Pobre familia de Carlos IV, necesitaba tanto descansar de su laboriosa y entregada vida a su real destino que se les ocurrió pensar en tal genial idea de trasladar su corte y pasarse alli la mayor parte del tiempo holgando y dedicandose a sus fiestas y enredos. Lo que debian sufrir pensando en qué pasar el dia y en qué festejo o disfraz organizar por aquellos laberintos versallescos .... el caso es que fruto de tan colosal dispendio podemos gozar ahora de tan real sitio y es una gozada pasearte entre tanta vegetación junto al Tajo y admirar tan elegantes fuentes y paseos. Tras pasearnos buena parte de la mañana a la sombra con un calor serio fuera de ella, igual que unos principes, fuimos al comer al Rana Verde, donde tenia muchas ganas de ir porque es un sitio de toda la vida y lo habia oido de siempre, pero nunca había parado por alli. Me parecio muy romantico. Este sitio es muy recomendable, está situado en la orilla del rio y transmite mucha paz. Comí unas ancas de rana deliciosas. Como Aranjuez tiene fama de buenas fresas, pillamos un sitio donde degustarlas y nos sirvieron un copon de fresas con frutos del bosque y nata que estaban deliciosas y nos dejaron muy satisfechos. Después de tan grata visita a Aranjuez, tomamos camino hacia Manzanares donde nos aloejamos en su modesto y muy cuidado Parador y por la noche recorrimos el pueblo sorprendiendonos de su grandeza y monumentalidad. Picoteamos unos duelos y quebrantos con unos asadillos de pimientos. Esa noche dormimos con mucha calma en un manchego lugar que invitaba al relax, preludio de una semana de vacaciones.

 

 

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