Qué bonito estaba Madrid

Saliendo del metro, descubrimos una puerta del Sol espectacularmente iluminada, los edificios reflejaban un lustrado y aclarado color gracias al brillo de las luces navideñas. Estuvimos un rato mirandolo todo a nuestro alrededor con la boca abierta pues el impacto de tanta belleza no era para menos. Tras deleitarnos con el espectaculo y como hicimos hace unos años, comenzamos un lento y fatigoso camino rumbo a la plaza mayor junto con las miles de almas que allí estabamos reunidas disfrutando del paisaje urbano hasta llegar por fin a la plaza para recorrernos los puestitos en busca del imprescindible y preciado adorno para el dia de nochevieja. Conseguido nuestro tesoro, repusimos fuerzas en la calle Postas con el consabido bocadillo de calamares y lo rematamos con la inevitable cazuelita de callos del museo del jamón. Bajamos carrera San Jeronimo y enfilamos Recoletos hasta llegar al magnifico Ayuntamiento fascinantemente iluminado. Gran Via también rindió los honores a tanta preparacion navideña con una calle llena de lugares, bares y tiendas alegremente adornadas y tras cegarnos de tanta luz volvimos al hotel realmente cansados de tanto andar. Al dia siguiente nos esperaba Madrid de dia. Nos animamos a ir andando hasta el Rodizio, pero tras pasar la puerta de Alcalá, parte del Retiro y unas cuantas centenas de metros mas, a la altura de la plaza de toros de Ventas cogimos el metro para que nos ayudara a llegar a nuestro destino. La comida estuvo bien aunque nos esperabamos algo mas interesante y un local menos underground, pero bueno, tiene su merito, pues hay que reconocer que es dificil decorar en una nave industrial. El buffet de ensaladas y los espetones de carne asada estuvieron bien elaborados y cortados con precisión, aunque la comida en su conjunto tampoco fue como para echar cohetes, menos mal que el precio estuvo ajustado. Cansados, volvimos al hotel y a la noche aprovechamos para despedirnos tomandonos una cervecita en el mismo bar en el que la noche anterior no me entendian qué era un cubalibre y tuve que explicarles con contudencia: "pues ron con cocacola, jolin" y nos partimos de risa todo el mundo. La verdad es que ese rato previo a cerrar de nuevo la maleta nos supo buenisimo y el ambiente que habia estaba muy animado.
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