En el parque Kruger

Antes del amanecer, con la bolsa de picnic en la mano, nos fueron a buscar en el jeep con el que luego iríamos al safari. Muy temprano entramos en el parque, firmando nuestra autorizacion, y no sabíamos muy bien qué iba a ocurrir después. Empezamos a recorrer kilómetros por diferentes senderos de tierra y algunos también asfaltados esperando ver alguno de los famosos big five: elefantes, búfalo, rinoceronte, leon y leopardo y enseguida aparecieron los elefantes macho, enormes, con unos marfiles impresionantes, solitarios, destrozando a su paso la vegetación y las cortezas de los árboles porque comen al dia toneladas de ello. La cosa prometía, enseguida avisaron al ranger que un leopardo estaba subido en un árbol asi que volamos para allí, el animal ya se había ido dejándonos con las ganas de verle, para ellos nosotros dentro de nuestro jeep somos como una roca inatacable que no pueden meterse en la boca, pero ni se te ocurra salir de la fortaleza andante porque te conviertes ya en su objetivo, en una presa comestible, en algo que emite un radiante atractivo y les abre el apetito. Era emocionante saber que aunque no les vieras, estaban allí en plena libertad siguiendo el curso de los ciclos de la naturaleza sin intervención humana ni veterinarios que les cuiden. Jirafas con sus crias aparecieron de repente, junto a sus fieles cebras pues suelen ir juntas a todas partes y se mueven a la vez; manadas de búfalos con una especie de cascos de raya al medio; pájaros de alas azul claro, otros más parecidos a los pavos que sólo podían volar lo justo para subirse a un árbol, gallináceas de pintas grises y cabeza muy pequeña corriendo en grupos grandes; mas búfalos; muchas clases de bambis de cuernos de todo tipo, impalas con una diana estratégicamente situada alrededor de su cola, gacelas, kudús con 2 chepas y traje a dos aguas; jabalís con colmillos mas grandes casi que su cabeza; mas elefantes macho y temerosos rinocerontes por parejas dejando sus muestras de territorialidad por cualquier parte para ahuyentar a otros machos. Nos paramos a tomar el picnic en un campamento de descanso y lo comímos en silencio alucinados de la belleza que habíamos visto, porque no te lo puedes creer hasta que no lo ves y continuamos el safari lloviendo y oteando todo el rato cuál podría ser el siguiente habitante del parque que íbamos a encontrar, un total de 7 horas de recorrido viendo los animales que salían o nos encontrábamos a nuestro paso y aunque no pudimos ver los leones y leopardos salimos muy satisfechos porque vimos de my cerda los otros 3 big five y sobre todo porque estuvimos en su habitat natural y admiramos una naturaleza viva y salvaje, un paisaje fértil de ríos y cañones y un paisaje tan diferente del nuestro. El Parque Nacional Kruger es la reserva de caza más grande de Sudáfrica. Tiene más o menos el mismo tamaño que Cáceres. Cubre una superficie 18.989 km² y se extiende por 350 km de norte a sur y 60 km de este a oeste. Al este y al sur del Parque Nacional Kruger hay dos provincias sudafricanas: Mpumalanga y Limpopo. Al norte está Zimbabue y al este se encuentra Mozambique. Este paseo nos sorprendió mucho porque nunca nos hubiéramos esperado un impacto tan fuerte y unos sentimientos tan excitantes al poder disfrutar de aquella vida tan palpitante que tenía lugar a tu alrededor. Es algo que no se puede contar, hay que vivirlo para poder asimilar tanta belleza.