Las alubias de la tia Marialuisa

Mira que llevaba años la tia Marialuisa empeñada en ponernos unas alubias... pero no llegaba el dia nunca, asi que con eso de que era la víspera de su cumpleaños y quería celebrarlo de alguna forma, propuso para el sábado dia 17 de septiembre ir a su casa a comer por fin las alubitas que estaban como era de suponer, exquisitas, deliciosas e insuperables. Antes quedamos con la prima Marisa y Javi para tomar unos vermús por la Chicharra y luego recogimos a la prima Mariaster y a mi padre para ir todos juntos a comer. Asi que subimos en dos tandas en el ascensor de dos puertas que tanto me asombraba cuando era una cria y visitamos su casa, una casa acogedora que me traia tan buenos recuerdos de cuando jugábamos de pequeñas. Con las vistas al puerto, nos sentamos a la mesa mi padre, la tia, las primas Marisa y Mariaster, Javi, Pedro y yo y me pareció retroceder a una de esas comidas felices de hace mucho tiempo y me sentí muy a gusto disfrutando todo el tiempo. La mesa estaba esplendorosa y como todo le parecía poco a la tia, nos puso de primero unos entremeses de exposición: jamón, ensalada de escarola con gulas, pimientos asados, el pastel de puerros de la prima.... y empezábamos a pensar que no íbamos a tener sitio para las alubias, pero como estaban tan buenas las comimos con gran deleite, porque la alubia blanca estaba suave al paladar, la berza sedosa y bien condimentada y la morcilla y el chorizo aromáticos y de gran sabor. Luego comimos un poco de helado y café y fuimos a la salita de estar para que mi padre se echara un poco la siesta en la butaca y nosotros ver unas fotos. La prima nos contó los inventos de su padre, cuando inventó la cápsula para evitar las minas atrapadas en tierra, una cabina con muelles al estilo del juguete saltamontes, o la cometa humana, que primero probó con la gata de casa y después montó a mi prima para elevarla por los cielos. Nos reimos muchísimo.
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