Y fuimos a por morcillas

Estábamos pensando si ir a la playa o irnos a Burgos, pero como el tiempo estaba nublado y bastante frio, decidimos acercarnos hasta Burgos. Allí el tiempo estaba espléndido y el sol inundaba su casco viejo a donde nos dirigimos para tomar el aperitivo, nuestro pinchito favorito: el Cojonudo: un huevo de codorniz, con una rodaja de chorizo picante y un pimientito. Tambien lo hay en versión femenina donde se sustituye el chorizo por morcilla. Después fuimos a comer al restaurante La Esencia que estaba recomendado por una famosa web de estas cosas y acertó porque el menu gourmet de 19€ por persona, café expreso incluido nos supo a gloria. Yo comí un rissoto de setas y un tataki de ibérico. Pedro comió una ensalada templada con langostinos y setas y tempura de bacalao a las 3 mayonesas. Exquisitos todos los platos. De postre, un requesón al Armagnac y un pastel de queso con café, nos dejaron de lo mas satisfechos. Luego tomamos otro café en la plaza del Ayuntamiento y llamamos a nuestros amigos Juanjo y Begoña que son muy viajeros por si estaban en su casa y como les pillamos por poco tiempo fuimos rápidamente y allí charlamos a gusto. Nos dijeron de una tienda donde comprar las morcillas a la que nos dirigimos sin perdernos. Las morcillas eran de primera categoría, nada menos que de Sotopalacios, las que se sirven en la casa del rey. Trajimos también para la familia y las nuestras están esperando a que les llegue su turno para hincarlas el diente y quedarnos como reyes. A la vuelta de la compra morcillera pasamos por delante del museo de la Evolución y me saqué esta foto con mi abuelo el Homo Sapiens.