A mi querido paraguas resucitado

Estaba tan compungida que escribí este homenaje a mi paraguas:

Has sido mi paraguas durante muchos años, mas de lo habitual que suelen durar los buenos paraguas y por eso te voy a echar mucho en falta, porque ya estaba acostumbrada a ti. Bueno, ya te eché en falta el otro dia cuando no te encontré y te busqué por todas partes, y más cuando me agarré una caladura tremenda porque el aguacero no lo aguantó el otro paraguas, plegable y malo. Pero ahora mi añoranza va a ser mas sentimental que de propia utilidad. Saliste de la paragüeria que está enfrente de la Diputación y eras lo mas moderno de la época. Además del colorido y la fabricación, eras lo que se llama un paraguas bueno y lucido. Conmigo has estado siempre muy cerca, últimamente te tenia en el coche y allí fué donde te busqué primero, pero ya no estabas y creo que te he perdido para siempre. Hemos pasado buenos momentos y me has protegido muy satisfactoriamente con tus anchas alas. Algun que otro ojo ya hemos sacado juntos, sobre todo cuando pasábamos por una acera estrecha con semáforo, pero te llegó la hora de marchar y probablemente ahora te luzca alguien que te ha encontrado aprovechando mi descuido. Perdóname por no haber sido mas cuidadosa. Igual algun dia me das una alegria viéndote cumpliendo su misión en manos de quien te tenga ahora. Me parece una gran infidelidad sustituirte tan pronto y me flagelaré usando paragüitas de propaganda que calan a los cinco minutos. Por ello y en memoria a tu recuerdo, voy a esperar a que venga el invierno y ya de paso la nueva moda en paraguas. De mientras, aquí te reflejo para siempre la última vez que me resguardaste de una pertinaz lluvia en la ciudad de Comillas. Gracias por cuidarme. No podré olvidarte.  

Oh! sorpresa: ha aparecido y sólo puede ser porque tiene vida propia. Ha decidido volver conmigo, a su casa. Le encontré diseñosamente tendido en el maletero del coche después de haber dado puesto el coche y la casa al revés. Sorprendente, verdad?...