Divertida Bukhara

La ciudad legendaria de la Gran Ruta de Seda es Bukhara Noble o el pilar sagrado de Asia. EI origen de su nombre es variado, pero el más interesante es "bujarak" que significa Lugar de Fortuna. Es la única ciudad de Asía Central que tiene casi 2.000 monumentos del Patrimonio de Humanidad de la UNESCO y todavía se puede sentir el ambiente antiguo callejeando por su casco antiguo. Visitamos la Mezquita Bolo-Hauz. La zona de los Tres mercados, un complejo de cúpulas del siglo XVI conocido como la Primera (Toki-Sarrafon), la Segunda (Toki-Telpakfurushon) y la Tercera Cúpula (Toki-Zargaron). Es un recinto abovedado enlazado con un gran número de galerías para el comercio y los talleres artesanos. Nos llamaron la atención los primeros gorros de piel que vimos y que son un producto muy popular en los mercados de Bukhara y Khiva. Estos gorros están hechos de piel de cordero, astracán o de zorro y son ideales para el clima tan frio que sufren en invierno. Los hay para hombres y mujeres, y vienen en muchos colores y diseños diferentes. También entramos en un taller de marionetas muy graciosas y su dueño las hizo bailar. Bukhara es conocida por su cuchillería y su trabajo en metal, y es posible encontrar una amplia variedad de productos de alta calidad en los mercados y tiendas de la ciudad. Allí mismo es posible encontrar tijeras con forma de cigüeña, que son típicas de la región. Estas tijeras son un ejemplo de la artesanía local y llaman tanto la atención que no puedes dejar de comprarlas. Nosotros lo hicimos en la mezquita de las 40 columnas. Otro lugar impresionante que visitamos fue el Complejo Arquitectonico Poi-Kalon, con el Minarete Kalon, erigido en 927 y que representa la historia de Bukhara de los siglos XI-XI. En su parte más inferior mide 9 metros de diámetro, reduciéndose poco a poco hasta llegar a la corona rodeada por una decoración con estalactitas, alcanzando una altura de 46 metros. La Mezquita Poi Kalon del siglo XII, es una de las más grandes del Asia Central. Al lado está la Madraza Miri Arab del siglo XV. Por la tarde vimos el Mausoleo de Samánidas de los siglos IX-X, que está construido bajo una técnica que sigue principios proporcionales. Allí está enterrado Ismail Samani, el emir que tras renunciar al zoroastrismo se conviftió al islam e hizo de Bujara uno de los grandes centros religiosos y culturales. Para ver la puesta de sol fuimos a la Ciudadela Ark de los siglos V-XIX, la estructura más antigua de la ciudad. Fue residencia de los emires de Bujara desde el siglo V hasta el año 1920, cuando fue bombardeada por el ejército ruso. A destacar sus minaretes, el de Kalyan que es uno de los más antiguos de Uzbekistán con una altura de 47 metros, decorado con intrincados diseños geométricos y caligráficos, y el de Chor Minor que es uno de los más pequeños de Uzbekistán con una altura de solo 9 metros y decorado con intrincados diseños geométricos y caligráficos. El guía nos explicaba los estilos y la forma de vida de los estudiantes de las Madrazas medievales y te das cuenta del mundo tan culto y diferente al nuestro. La gente en la calle iba vestida con brillos y ropas coloridas que para nosotros serían muy de cuento árabe. En el restaurante, repleto de alfombras enmarcadas, un señor estaba bordando una tela con el árbol de la vida y los símbolos de los horóscopos en unos tonos de colores variados y preciosos, sobre todo por la gran variedad de azules. Allí hemos comido su plato típico, el Plov que es su versión de la paella nuestra hecha con carne, ajos enteros asados, huevos de codorniz, pasas, manzana y vegetales. Realmente delicioso. La puesta de sol la disfrutamos encima de las murallas con la ciudad al fondo repleta de cúpulas inmensas y puertas descomunales. Luego paseamos por la ciudad iluminada. Al bajar compré unos pendientes con un colgante, 2 misbaha o rosarios musulmanes pensando que eran collares. Los Misbaha, Tasbih o Sibha contienen 99 cuentas de tamaño normal correspondientes al Nombrado de Dios en el Islam. A veces solo se usan 33 cuentas, en cuyo caso el orante las recorrería tres veces. No pude resistirme a comprar a última hora una pashmina de lanilla muy agradable. De noche acabamos cenando en el restaurante del lago al aire libre con una música movida y alegre que mezclaba ritmos árabes y modernos y la gente bailaba. Las mujeres iban vestidas con túnicas o casacas. algunas largas y muy elegantes, debajo llevaban pantalones anchos y bufandas de colores. Pocas llevaban cubierta la cabeza y su pelo era oscuro, largo, rizado y potente. Iban muy adornadas y maquilladas. Los colores brillantes, la seda y los patrones complicados son lo habitual en la ropa tradicional uzbeka. Las joyas eran doradas y plateadas, con piedras brillantes y las lucían en pendientes, pulseras y collares. Nos parecieron que disfrutaban de la vida cuando les vimos cenando en el lago ese dia entre semana. La terraza del restaurante estaba lleno de familias con niños, parejas y camareros apresurados sirviendo las mesas. Había mucho y muy agradable ambiente. Además nos tomamos unas cervezas de barril de medio litro con unas ensaladas de carne que estaban bien ricas. Luego en el hotel acabábamos la jornada con los frutos secos que nos quedaban de Samarcanda y la botellita de champán.
Vimos muchas bodas y las novias iban guapisimas con unos trajes blancos muy bordados y adornados de cristales y joyas. Segun nos dijo el guia, los matrimonios son arreglados por las familias de los novios, aunque cada vez es más común que las parejas se conozcan y se enamoren antes del matrimonio. Las bodas uzbekas se celebran con varios días de festividades que incluyen música, baile y comida. La ceremonia de la boda en sí misma es un evento importante y se lleva a cabo en presencia de un mullah o un imán. Durante la ceremonia, se leen pasajes del Corán y se intercambian votos matrimoniales.
0 comentarios