En una hospedería monacal

Nunca habiamos estado alojados en un monasterio en activo y ha sido una experiencia enriquecedora habernos alojado en uno de los apartamentos tan bien decorados que el monasterio de monjas de clausura franciscanas de Santa Clara con más de 700 años de servicio, ofrece al público. El check-in fue curioso porque lo hicimos por el torno y las monjas nos pasaron como regalo de bienvenida unos deliciosos lacitos de hojaldre con chocolate de su propio obrador. La misa de las 9 de la mañana en la iglesia del convento, panteón de la familia de los Velasco, con la presencia activa de las monjas tras su reja, fue emocionante por la paz y bienestar que se siente admirando el retablo dorado y luminoso de finales del siglo XVIII con las imagenes de San Miguel Arcangel y por supuesto Santa Clara, su hermana Santa Inés y Santa Coleta. Enfrente del retablo, la gran obra del gran escultor Felipe de Bigarny, un nicho que contiene las figuras orantes de los duques Don Iñigo Fernández de Velasco con el Toisón de oro y María Tovar, bajo el amparo de la figura de San Andrés, patrono de los Velasco. Todo ello me trae muy buenos recuerdos, como cuando vestida de abadesa, con la medalla de la madre superiora y desde el comulgatorio del siglo XVI, fui Sor Ines de Villasanta hija de San Agustín de Hipona, en un video que se grabó sobre la ciudad de Medina de pomar.
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