En el ombligo del mundo

Tras llegar a Atenas, el primer contacto con la civilización griega fué cenando en un restaurante con roof y vistas a la Acrópolis. Al caerse el sol se empezó a iluminar y el espectáculo de plenitud y poderío que mostraba mientras tomábamos una rica moussaka con tzatziki y queso feta, fue inolvidable. Al dia siguiente iniciamos el circuito yendo hacia el Peloponeso con una parada en el estrecho, largo y alto Canal de Corinto situado entre el már Jonico y Egeo. Continuamos el recorrido para visitar el famoso teatro de Epidauro conocido por su excelente acústica, con el museo del santuario al dios de los médicos Asclepio y donde ejerció Hipócrates. Seguimos hacia Micenas visitando el sitio arqueológico de la acrópolis prehistórica, con la puerta de los Leones y la tumba de Agamenón. Por la tarde llegamos a Olimpia, la cuna de la creación de los Juegos Olímpicos y al dia siguiente conocimos las inmensas instalaciones del estadio olímpico donde se realizaron los primeros Juegos. En Olimpia estaba el santuario más importante de la antigua Grecia, lugar de culto a Zeus con su famosa estatua sentada y de oro esculpida por Fidias de 12 metros de alta. También vimos su museo donde destacaba la escultura de Hermes con el niño Dionisio de Praxíteles, con unas proporciones divinas y un trasero espectacular. De camino a Itea, lugar costero muy bonito, cerca de Delfos, cruzamos el puente colgante de 3 km, que data de las Olimpiadas en Atenas de 2004 y también el pueblo de Lepanto famoso por la batalla del siglo XVI. Al dia siguiente visitamos Delfos, el ombligo del mundo, llegando primero al famoso y tan fotografiado Tholos, donde estaba el templo de Atenea y luego al templo de Zeus, más arriba, aprovechando la colina del monte Parnaso, donde vivía el dios Apolo que inspiraba a la Pitia a emitir sus famosos oráculos. El lugar estaba en cuesta lleno de templos con los tesoros que presentaban a los sacerdotes como pago del trabajo de adivinación, además de dar en sacrificio animales bien cebados de 4 patas. Luego vimos el museo arqueológico de Delfos, donde se encuentra el famoso Auriga, una de las obras maestras del arte Helénico. Pasamos por Arahova, conocida por su industria de telas y artesanía y por Termópilas, donde se encuentra la estatua del rey espartano Leonidas. A continuación llegamos hasta Kalambaka, una pequeña ciudad situada bajo las rocas gigantes de Meteora. Al dia siguiente visitamos entre nieblas las Meteoras con sus monasterios a los que accedían con cuerdas y escalas pues están situados a gran altura encima de las formaciones rocosas, dentro de un paisaje de rocas como chimeneas, imponentes y en un entorno de una belleza natural única. Entramos a ver dos monasterios, uno de monjes y otro de monjas y aprovechamos para sacar unas bonitas fotos de tan peculiar paisaje. Después llegamos a Atenas y cenamos tranquilamente con vistas de nuevo a la iluminada Acrópolis, esta vez fué taramasalata; buyurdi con queso feta y pimientos asados, y bekri meze: carne en salsa con pimientos y limón. Nos invitaron a panna cotta y al licor de allí, Ouzo, elaborado con Amaretto, limón, canela y naranja, rico y muy suave. Al dia siguiente nos dedicamos a visitar a nuestro aire las plazas famosas de Atenas, sus barrios pintorescos y el imprescindible museo arqueológico donde admiramos la máscara de oro de Agamenón; la joyería micénica de oro, a destacar las coronas de laurel, roble y olivo; el niño sobre el caballo de la victoria de Nike; vasijas cretenses, tesoros de la época helenística; todo lo original de los museos que vimos durante el recorrido e infinidad de estatuas griegas y romanas.
Este viaje a la cuna de la civilización occidental ha sido un sueño cumplido que empezamos a acariciar cuando tuvimos la suerte de asistir al curso de filosofia griega de febrero, excelentemente impartido por una entusiasta profesora que con sus explicaciones hizo que crecieran las ganas y deseos de venir a este emblemático lugar.
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