Más feliz imposible

Me desperté con un nuevo año encima que espero sea muy feliz y dichoso. Para eso le pido salud y fuerza física, estabilidad romántica, bienestar emocional y bonanza económica; buenas y tranquilas amistades, mucho aprendizaje de todo tipo, decisiones acertadas, proyectos interesantes, disfrutar en positivo del presente y de los momentos agradables que vayan surgiendo. Un poco de lo mismo que ya tengo. Sé que es mucho pedir seguir así, tal y como estoy ahora, viviendo esta vida de pura satisfacción que quiero seguir disfrutando. Me considero una gran privilegiada ya que tengo afortunadamente todo lo que siempre he querido y dispongo de todo lo que necesito y además en todos los sentidos. Lo celebré con quien mas quiero, mi querido marido, con la consciente felicidad de que todo en la vida tiene un precio y que en este caso estoy muy feliz de cambiar tiempo de vida por tiempo de paz, amor y tranquilidad, algo que deja muy satisfecha y me hace sentir genial.

Por la mañana tras desayunar al sol unas ricas tostadas de aguacate y salmón, nos paseamos por los acantilados hasta llegar casi a la playa de Santa Cristina, viendo el mar de colores. Luego fuimos a comer a una masía donde nos recibieron en una terraza ajardinada con un cava fresquito. El resto del elegante menú lo recordaré para siempre. Por la tarde disfrutamos de los cánticos de una coral francesa en la iglesia de San Romá y como llovía a la salida, no pudimos ir a tomar el cóctel que teníamos previsto en una de las calas, asi que nos queda pendiente para otra ocasión. Por esta zona de una naturaleza deslumbrante se vive de maravilla con tantos paseos, sitios para visitar y cavas deliciosos.