Por tierras extremeñas

Con el fin de ver los cerezos del Jerte, a principios de abril fuimos para Caceres y establecimos la base para las excursiones en Plasencia, que es un lugar lleno de casas renacentistas, con una colosa catedral, palacetes blasonados, su Parador en el convento dominico y todas esas callejas que dan a la plaza mayor y se extienden hasta las numerosas puertas amuralladas. La calle mayor estaba llena de todo tipo de comercios abiertos y muy atractivos que nos daba envidia si lo comparamos con Vitoria. Tras sacarnos unas fotos, recordando que la última vez que estuvimos aquí fue con Geli y su marido Ricardo en 2012, hemos terminado tomando unas cañas por la plaza mayor con el Mayorga al fondo dando las horas y nos hemos tomado una caña en el Torero, un bar de la plaza mayor de camareros muy amables que nos han dejado elegir la tapa, en este caso, unas ricas croquetas. Cuando llegamos habia mercadillo y compramos una exquisita torta del Casar, un queso al pimentón y cómo no, un buen sobre de pimentón de la Vera. Nos alojamos en un apartamento con equipamiento muy completo: cápsulas de café, toallitas humedas desmaquillantes... situado dentro del casco histórico en la calle Capuchinas al que se llegaba subiendo 37 empinadas escaleras.
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