Minas de Riotinto

Conocidas desde la Antigüedad, aquí se extraían metales no férricos: cobre, plomo y zinc, además de oro y plata. A partir de 1873 los ingleses adquirieron las minas y los yacimientos comenzaron a ser explotados a una escala mayor. Se creó una importante red ferroviaria para transportar los minerales que se extraían hasta el puerto de Huelva. En 1954, cuando aquello ya no era negocio, por el progresivo agotamiento de las minas y la caída de precios de los minerales en el mercado internacional, las minas volvieron a manos españolas. De la presencia inglesa permanece el barrio de Bellavista, protegido y fuera de la primera linea de donde vivian los mineros. Es un barrio típico victoriano y se puede visitar una de sus casas, la 21, que conserva el mobiliario de la época. Las minas se cerraron en 2001 pues el bajo precio de los metales no rentabilizaban la explotación, pero desde 2017, la parte cercana a Corta Atalaya, ha vuelto a explotarse en otra de sus zonas. El rio Riotinto tiene un color especial por los metales que contiene disueltos. Sus aguas son densas por efecto de los metales. Apenas tienen oxígeno, lo que hace que el agua tenga un PH muy ácido y no te puedes bañar, pero albergan una importante biodiversidad de organismos microscópicos cuya presencia ha atraído a científicos de la NASA que investigan el ecosistema debido a sus semejanzas con el planeta Marte. En su amplio e instructivo museo conocimos los secretos geológicos del subsuelo, las diferentes civilizaciones que forjaron la historia minera de la comarca. Recorrimos el interior de una mina romana de mas de 200 metros e incluso observamos locomotoras y vagones y el lujo de un vagón dedicado a un Maharajá hindú, con sus baños de porcelana y sus asientos diferentes para hombres y mujeres, éstos más amplios por la ampulosidad de los vestidos de ellas. Después fuimos a conocer la mina Peña de Hierro o el cerro Colorado, pasando por una galeria de mas de 100 metros que conduce a esta mina al aire libre, como todas las del recinto. Impresionaba el corte en las rocas y el increible colorido del agua que inunda la mina. Luego no subimos al ferrocarril turístico-minero, un tren de varios vagones de madera pintados de amarillo, sin ventanas, estilo siglo XIX, tirado por una locomotora de 1833 que nos mostraba en su viaje el espectacular ecosistema de las minas siguiendo el cauce del Río Tinto durante unos 12 kilómetros en un trayecto de hora y media. La ultima visita fué la mina de Corta Atalaya, tan inmensa y espectacular que quita la respiración. Una mina a cielo abierto, la más grande de Europa, donde se pueden apreciar de lado a lado las vetas de variados minerales debido a su forma concentrica de explotación, cuyo fin consistia en facilitar el transporte del material arrancado a la tierra hacia su salida arriba de la montaña. Es un inmenso crater de unos 1.200 metros de diametro y 365 metros de profundidad, inundado por unas aguas que le dan una belleza única al reflejarse en ellas los numerosos y diferentes colores de los minerales que alberga. De herencia inglesa en Riotinto se creó el futbol como deporte de competición en 1873 y también el primer club de futbol del país.
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