El examen

Este año en vez de bajar nosotros antes a Otxandio, subió Arantza a Vitoria con la intención de visitar y auditar nuestra nueva casa y nosotros preocupados deseando obtener su visto bueno, ya que su opinión es muy importante para nosotros. Ella ha sido protagonista de todas nuestras historias personales, profesionales y de todo tipo y contar con su tácita y expresa anuencia nos tranquiliza en sumo porque tiene la virtud de que dice lo que piensa y no se calla nada, te guste o no te guste. El día anterior a su visita dimos un repaso exhaustivo a la casa: terrazas, cristales, suelos, brillos y un perfecto orden lucieron en todo su esplendor y además la tarta de frutas y el tiramisú nos salieron buenísimos, así que hicimos las delicias de nuestra invitada que después de pasar revista a todas las estancias de nuestra casita se lo pasó estupendamente tumbada en la cama redonda de la terraza observando el Amboto, unos de sus montes favoritos. Echó en falta que no tuviéramos plantas en la terraza, pero ya le dije que sintiéndolo mucho hemos tenido que renunciar a ellas porque el suelo es de listones de resina imitando la madera y entre ellos hay una separación de 5 mm por donde se caería toda la tierra al ser regada y crearía una selva de plantas en la cámara de aire del suelo a la que no tengo acceso, pudiendo provocar atascos. Por lo demás, le encantó la claridad, la luz, la sencillez y la originalidad de nuestra decoración y por tanto creo que hemos pasado el examen. Sabemos que tenía ciertas dudas sobre nuestra relación y la toma de la decisión de vender nuestros apartamentos para comprar conjuntamente esta casa, y creemos que las ha disipado porque con 13 años seguidos de relación y un proyecto de vida común a futuro la hemos dado suficiente confianza como para seguir apostando por nosotros. En septiembre iremos a visitarla a Otxandio.
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