Hagas lo que hagas....

El sábado víspera de Santiago bajamos a la costa donostiarra para recoger a Lourdes, Patricia y la intrépida Eva que capitaneados por ella nos llevó hasta un centro comercial de Hendaya donde estuvimos de shopping toda la mañana. Comida, bebida, lencería, ropa, zapatos y cosas para la casa fueron a parar al capó del coche deseando volver en breve para hacer otro tope de lo que se tercie. La frase del dia que nos enseñó Eva fue muy edificante: hagas lo que hagas…..ponte bragas, y la verdad es que yo me traje unas cuantas monísimas, muy francesas y estoy deseando volver a por más. Para comer, nos llevó hasta el Fuerte de San Marcos que está ubicado en un lugar privilegiado, a menos de 10km de Donostia-San Sebastián, y enmarcado en plena naturaleza. Es el mirador por excelencia de la comarca de Oarsoaldea y fue inaugurado el 25 de agosto de 1888 para hacer frente a un posible nuevo levantamiento carlista. Su fin fue defender un área estratégica formada por el Puerto de Pasaia, las comunicaciones por carretera y ferrocarril hacia la frontera de Francia, así como los caminos que llevaban a la capital de Guipúzcoa, pero estas invasiones afortunadamente, nunca llegaron a producirse. El fuerte está muy bien conservado, su foso, el patio de armas, el puente levadizo…. y desde su imponente terraza se divisa un paisaje espectacular: las bahías de la Kontxa, Pasaia y Txingudi y los montes de alrededor. Como está bajo la protección de San Marcos, el dia 25 de abril, mi cumpleaños, se celebra la fiesta de la comarca y se preparan unos pasteles especiales, las opilas, que son de bizcocho natural, emborrachado y con adornos de pollitos, plumas y huevos, que las madrinas regalan a sus ahijados solteros hasta que se casan. Estuvimos comiendo en una elegante mesa redonda de su restaurante, entre sus muros fortificados de más de 2 metros de espesor. El menú estuvo muy bien cocinado y entre risas y risas explicando el cuidado de las orquídeas pasamos la comida, encima nos invitó Lourdes, asi que brindamos todos por ella a su salud repetidas veces. Tras pasearnos por su terraza, respirando el aroma del mar y la montaña, cuando cogimos el coche el olor del queso camembert nos acompañó durante los 10 km que nos separaban del primer destino y aunque nos comimos una de las 2 cajas durante el largo fin de semana de Santiago, 4 dias después, el miércoles, tuvimos que desprendernos con cierta pena de la segunda caja porque no había quien estuviera a su lado, ya que el doble aislamiento no le impedía soltar su nauseabundo olor en la nevera, en el lavadero y en el balcón y llegó el momento en que la amenaza de anestesiarnos nos obligó a darle otro destino…., pobres cigüeñas las que fueron a rebuscar en busca de comida a Gardelegi. Pero el resto de la compra fue buenísima: el salmón ahumado, los escargots, la mayonesa a la mostaza, el vinagre de Modena del que 2 cajas completas fueron a parar a la despensa de Lourdes, el marcaspone para el tiramisú y la masa hojaldrada para la tarta de frutas …. Hasta un vino de Borgoña nos trajimos, aunque la verdad, preferimos el Rioja. Lo pasamos de maravilla y tenemos que volver a ese shopping o a tro igualmente francés, porque merece la pena, por precio, por ser cosas diferentes y sobre todo por pasar un dia estupendo.
0 comentarios