Boda de novios inteligentes

Ayer estuve con Patricia en la boda de unos amigos suyos en el palacio de Elorriaga y así nos fuimos de glamourosas, yo con mi estilizante seda nepalí, ella de aristocrática elegancia y es que a la vista está que no podemos disimular el chic y el poderío que nos sale por todas partes. Esta boda se ha colocado en el rancking nº 1 de todas las bodas que he presenciado hasta ahora por la forma tan acertada, digna y coherente de organizarla que han tenido los novios. En primer lugar y dejando de lado celebraciones al uso, prepararon una preciosa ceremonia en los jardines del palacio ante sus seres queridos y en ese ambiente tan románticamente creado delante de quienes les acompañamos como testigos fue donde contrajeron matrimonio al comprometerse con los emocionantes votos que se profesaron. El cuidado y largo lunch que siguió a la ceremonia donde no faltó de nada, tuvo lugar al aire libre y al sol mientras los novios se hacian las fotos allí mismo en los jardines con todos sus invitados. Pasamos al comedor y el banquete fué muy variado, sano y colorido siguiendo una línea de cocina sofisticada adornada con mucho detalle pero preparada con productos naturales y sencillos, agradeciendo infinitamente a los novios su decisión de no haber caido en la tentación de ofrecernos una comida dentro de la gama de los productos del mas insultante y superfluo despilfarro que tanta gala han hecho presencia en muchas de la bodas a las que, o has asistido o te han contado y donde aquello parecía que se trataba más una competición para medirse en poderio económico por quién ofrecía la comida mas cara y fardona que por un encuentro donde lo que debia reinar era la felicidad del momento y de los novios, tal como fué lo que vivimos ayer. Nadie echó en falta el marisco, el jamon ni esas otras lindezas que estamos hartos de ver y que entristecen en vez de alegrar. En cambio las ligeras preparaciones de entrantes, carne y pescado y sobre todo los sorprendentes postres de maracuyá, helados de yogures y mousses con frutos rojos del bosque del final nos dejaron un refrescante y suave sabor. Afortunadamente no tuvimos que sufrir paladear la tan trasnochada tarta nupcial de pisos aunque los novios no se libraron de partir una imitacion muy graciosa de esas tartas americanas llenas de adornos para sacarse la foto y entregar a la próxima pareja de sus amigos el testigo para una nueva boda. Una sola copa de champán y el detallazo de haber dedicado los novios el dinero de los regalos a los invitados a entregarlo a la ONG Theodora, de la que cada invitado salió con el recuerdo de su famosa nariz de payaso que lleva sonrisas a los niños hospitalizados, en vez de regalarte tonterias que estás deseando se caigan y se rompan, pusieron fin a una comida inolvidable. Nos levantamos de la mesa enseguida acabada la comida y las copas para volver a los jardines, pues comenzaba el baile donde los novios se marcaron un atrevido tango de avezados bailarines, dejando de lado los empalagosos valses con los que se suelen abrir los bailes de las bodas y allí los demás, bailando y acompañando los gintonics con los petit fours y gominolas de corazones y colores rojos repartidos por todas las mesitas del jardin, pusimos fin a este dia tan original y divertido. Salí muy feliz de este enlace pues vi que las cosas eran auténticas, los deseos verdaderos, las emociones sinceras, los novios enamoradísimos y sus familias felices y allí nadie competía por nada, por eso la ceremonias fué todo un exito y deseo de corazón lo mejor para esta pareja que tiene toda una vida por delante para vivirla con ilusión, tal como son ellos de encantadores y de valientes, pues no se les ha puesto por delante de su amor absolutamente nada y tendrán toda la suerte del mundo y el apoyo de quienes les rodeamos para que vivan su proyecto de vida con toda feclicidad.
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