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Celebrandolo en Bilbao

Celebrandolo en Bilbao

Quedamos con la primi para celebrar de nuevo el cumpleaños de Pedro y bajamos a Bilbao en un dia lluvioso, fresco y alegre. Para situarnos en escena llegamos pronto con la gps cargada de waypoints para recorrérnoslos antes de la quedada y por lo menos poder decir que todo te sonaba aunque yo tenga la memoria anclada lo más actual allá por los años 80 y haya muchos sitios de mi época que ya no existen. De esta forma reconocimos con parada incluida de esas de bocas abiertas, dónde está el palacio de la Diputación, la Biblioteca o la calle Pozas entre otros edificios emblemáticos de la ciudad...Tras este paseito fuimos a abrazar a la primi que surgia como una Venus urbana de la boca de metro y la encontramos muy guapa y super-rejuvenecida gracias al regalo que te hace la vida cuando te deja alejarte de los estresses del trabajo y te permite disfrutar haciendo lo que realmente deseas. La cosa prometia: vermuts en Ledesma, comida en la Viña, gintonics en el Code... y asi fué mas o menos aunque no potearamos con vermuts sino con bitter-kas a medias y evitáramos muy inteligentemente el vino en la comida para llegar con ganas al deleite de un gintonic que esperábamos nos lo hubieran puesto como la otra vez, con su hielo carbónico acompañado por las piruetas del barman con sus instrumentos cockteleros, pero esta vez el chico tenia prisa y estaba solo y muy ocupado frente a una clientela que no paraba de aumentar. El lugar sigue mereciendo la pena y volveremos, pero para sitio interesante el sitio donde comimos, el del Bilbao de toda la vida, como reza su slogan, a tope de gente, buen menú y de mas de 60 años de solera: la Viña donde sentados con escasa comodidad en una mesita de marmol rememorando el estilo de los años 50 del siglo pasado con paredes de baldosines de talavera y junto a los menús de las mesas de al lado, nos pusimos morados a jamón Joselito cinco jotas preparado de varias maneras: con su pan tostado y salmorejo, sobre tostas calientes con queso, en croquetas con alioli.... qué bueno estaba...., lo mismo que el exquisito bacalao, las carrilleras ibéricas, o el postre de unas dulces natillas que con la acidez de sus frutos rojos refrescaron el final de la comida. Buen cumpleaños celebró Pedro el sábado, cargado de regalos se volvió a casa y seguro que deseando pasearse de nuevo por el Bilbao de toda la vida.   

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