Lujuriosa Pompeya

Entrar en una ciudad que permanece intacta desde hace casi 2.000 años porque estuvo cubierta por las cenizas del Vesubio casi dieciocho siglos es de lo mas emocionante que te pueda suceder. Saber que su población no tuvo ninguna oportunidad de escapar a una violentisima erupcion de un volcán majestuoso que hoy en dia en cualquier momento también puede explotar y que en cuestión de minutos se quedó convertida en cenizas tras morir asfixiadas sus gentes por los gases tóxicos emanados y se quedaron inmoviles, tal cual, en posición de reposo, como si estuvieran dormidos, convertidos en estatuas de ceniza y que gracias a ello se ha podido reconstruir toda una cultura y saber cómo eran esas personas y sus animales porque han podido ser recuperados mediante vaciados de yeso los huecos que ocupaban las cenizas, impacta. Esta ciudad gozaba de un alto nivel de vida, muchos de sus habitantes eran comerciantes y su bienestar daba lugar a que el arte, la cultura y todos los placeres terrenales que se les antojaran convirtieran a la ciudad en un paraiso, un santuario del ocio lleno de casa señoriales con sus patios y jardines, tiendas en sus fachadas exteriores, tabernas, lugares de comida preparada, como hoy, teatros, mas de una veintena lupanares, casas de masaje, termas y un inmenso Foro con sus templos y plazas, fuentes y recreos que en su momento era la envidia del mundo romano civilizado, pero la naturaleza decidió llevasela en unas pocas horas y aquella maravilla quedó sepultada para siempre hasta que sailó a la luz con los expolios de los Borbones en la época que eran dueños del reino de Napoles porque acudian allí, dado el gusto por lo clásico de la época, a por adornos que sabian estaban enterrados para destinarlos a sus palacios como algo de buen gusto, hasta que en el S.XVIII y con el nacimiento de la arqueologia se dieron cuenta de que ahí habia una ciudad y empezaron a descubrir el inmenso tesoro que permanecia sepultado y así poder estudiar la vida y cultura de esta ciudad y otras ciudades de los alrededores que también permaneceron sepultadas por la lava en aquel siglo I de nuestra era. Es impresionante apreciar todavia los frescos con dibujos en las paredes de las casas acaudaladas, el color rojizo de sus habitaciones que luego se llamó "rojo Pompeya", suelos con delicados mosaicos, más decoraciones con colores cálidos y paredes pintadas con escenas clásicas, pájaros, flores, animales que han supuesto un gran abanico de motivos para estudiar la naturaleza de aquella época; más paredes con frases filosóficas, ídolos y esculturas que presidían los lugares de encuentro, falos de piedra que señalaban el enclave de los lupanares; retratos familiares pintados con detalle y máscaras de cera en las paredes, incluso los grafittis de aquella época muy subidos de tono, muebles, fuentes estrategiamente situadas, los pasos elevados de piedras cilindricas a modo de pasos cebra en sus calles, las canalizaciones con restos de tuberias de plomo, la forma en que estaban diseñadas las paredes para calentar las termas y baños....en resumen, una gran ciudad inteligentemente urbanizada donde se podia decir que habia gente que llevaba una lujosa forma de vida de lo mas sofisticada. Pongo de recuerdo uno de los frescos que se situaba encima de cada una de las habitaciones del mas famoso lupanar, donde no hacia falta que supieras idiomas para solicitar un determinado servicio, solo lo apuntabas con el dedo, pagabas.... y a disfrutar.
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