El apostol Santiago, el picapulpo y los Alonso

No hay que olvidar que en esta fecha en la que los blusas hacen su entrada triunfal anunciando las fiestas, los de Galicia festejan también por todo lo alto a su Santo. Como nos traen lo mejor de su tierra era nuestro deber y salvación darnos una vuelta por donde lo celebran, justo al lado de la casa de Pedro en el parque del Norte. Habian montado una carpa por todo lo alto con moqueta roja en el suelo y la profesionalidad de los mejores restaurantes. Ya sabiamos que ibamos a picotear alguno de sus productos tan ricos y asi fue. Nos pusimos tibios a pulpo con patatas, al que untamos todo su aceitito apimentonado bien regado con una botella fresquita de ribeiro que la acabamos sin enterarnos. Tambien comimos su parrillada que la acabamos al dia siguiente en la playa porque era tal la cantidad que no pudimos acabarla en ese momento. Un chupito enorme de Rua Vieja parecia que tenia que haber puesto punto final a la comida pero he ahí que cuando nos marchábamos Pedro gira instintivamente la cabeza y se topa con un puestito de los de vinos Alonso y ay!....Ocurrió lo de siempre, que cuando los ve pierde el sentido pues este puesto ejerce en él la misma fuerza de atracción que el pobre Ulises pasó con las sirenas y hasta allí me arrastró hipnotizado sin perder de vista el movimiento de los pies de los cuatro aragoneses mientras pisan el lagar, misterioso efecto que culmina en la frase "rápido, ponme dos chatos". Como la chica, Rosa, hija de los dueños, que es muy maja, con página en facebook a la que ya hemos subido alguna foto nuestra de otras veces, ya nos conoce, nos invitó a otros dos mas. No hace falta decir que con tanta mezcla de ribeiro, orujo de hierbas y vino dulce, acabamos el dia muy relajados.
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