Transportadas en la historia

La lluvia que ha caido este sábado no nos ha impedido pasearnos y recorrer lugares de nuestra ciudad que teniamos pendientes de visitar. Todas caladas, empezamos el dia asistiendo al concierto del quinteto de viento que tuvimos que escuchar de pie por la cantidad de gente que acudió y cuando terminó aprovechamos para visitar el museo de armeria que está justo en frente del de Bellas Artes, donde tuvo lugar la audición. La visita fué rápida pues cerraban, por lo que tenemos que volver para ver con mas detenimiento las armas de distintas épocas empezando por alguna de 300.000 años nada menos, armas-herramientas del paleolitico, hasta llegar por un amplio recorrido a los pistolones y bayonetas; la colección de armaduras medievales, de batalla y de fustas; yelmos cerrados con un ventanuco junto a solo un ojo, espadas y puñales de todo tipo, incluso las de estilo árabe curvadas y las orientales onduladas, trajes de samurais de cientos de piezas lacadas y las joyas de la batalla de Vitoria: uniformes, bicornios, cascos, incluso un juego de campaña con el servicio del té. Salimos meditando sobre la forma en la que se hacían antes las batallas con los generales observando desde un cerro cómo se discernía la contienda mas a lo lejos, pegados a su catalejo y a su taza de té sin sufrir en carne propia la masacre del campo de batalla. En fin. Tras comer de maravilla en pleno casco viejo y mientras nos tomábamos el café comenzó a nevar, pero nosotras nos leimos unos cuantos capitulos del libro del amigo de Patricia, que está de lo mas interesante. Después de hacer unas compras, llegamos a la visita que teniamos concertada en la catedral vieja y allí anduvimos subiendo y bajando escaleras de caracol, recorriendo el magnifico triforio y observando desde el paso de ronda las vistas que abarca la amplia panorámica de la Llanada entre el Gorbea y el Amboto. Por dentro, ya han terminado los cimientos y las figuras del pórtico lucen como cuando se crearon, pero las paredes de las naves siguen llenas de grietas y los pilares también siguen combados y pensamos que quizás no les corra mucha prisa restaurarlas porque suponen un gran atractivo para los visitantes que de tantos lugares vienen a verla. Aqui Patricia con su casco de ingeniera ilustra la perspectiva tomada desde el coro con los arcos abombados de una de las naves laterales.