Txistulari txiki

Hoy en Oion daba un concierto con sus compañeros txistularis mi sobrino Odei, el hijo de mi prima Marimar y hemos aprovechado para pasar el soleado dia todos juntos. Tras ver las reformas que ha hecho en su casa que le han quedado estupendas y jugar con los monstruos de blandibluf traidos de Grecia y que han sido estrellados contra toda superficie plana de la casa, techo, paredes y suelo incluidas, nos hemos dirigido por carretera sin curvas pues se marean, Marimar y sus niños, Odei, Ibai, a comer cerca de Logroño pensando que los nenes estarían mas a gusto en un lugar donde pueden moverse a gusto, jugar y comer lo que mas les apetece. La elección ha sido fácil: un centro comercial donde habia tiendas de juguetes y una hamburgueseria para comer lo que les gusta y de paso, aprovechando que su tia, o sea yo, estaba celebrando todavia su cumpleaños, surtirse de unas nuevas metralletas con balas de gomaespuma que han estrenado de inmediato contra el ganster de la foto y luego contra todos nosotros. Después de terminar el helado del menú, del que no guardaremos un delicioso recuerdo como de todas las comidas de esos sitios, hemos puesto rumbo al lugar de celebración del evento que estaba solo a diez minutos y allí ha tenido lugar un concierto por todo lo alto, orquesta y danzas incluidas, que nos ha dejado muy contentos de lo bien que lo han hecho y lo bien que lo hemos pasado sin darnos ni cuenta de que ya eran mas de las 8 de la tarde y nos quedaba toda una hora de vuelta, con parada para ver los molinos de viento a pie de la carretera en el alto de Aguilar y el parque junto al rio Izki cerca de Santa Cruz de Kampezo. Al llegar a Dulantzi los niños estaban agotados y nosotros también de la excursión tan aprovechada que hemos hecho y del tiempo tan veraniego que nos ha acompañado.
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