Qué rica la pasta casera

Ayer nos dió por hacer pasta en casa. No cuesta nada, solo hay que ponerse a ello y claro... tener las herramientas adecuadas, en este caso la maquinita manual que te estira la pasta y te la corta. La receta es muy sencilla: por cada 100 gramos de harina, un huevo, un chorrito de aceite y una pizca de sal. Si quieres darle color puedes echarle tinta de calamar, espinacas... depende de la inspitación que tengas ese dia. Se amasa bien, yo lo hice en la panificadora, pero hacerlo al estilo de siempre tampoco cuesta tanto. Cuando ya está reposada se corta en trozos y se mete en los rodillos pasándola por los diferentes niveles de grosor hasta dejarla con una anchura de unos 2 mm. Luego hay que meterla con cuidado en el corte de tallarines o en el de spaguettis dejándoles secar un poco, solo el tiempo que tarda el agua en calentarse. Cuando hierve el agua con un poco de aceite y sal, echo la pasta, no mucha y la vigilo constantemente removiendola hasta que se pone al dente, que es cuando se saca, se refresca y se queda preparada para ponerle la salsa, que es otro mundo. Esta operación mejor hacerla entre dos porque mientras uno agarra la pasta por un lado, la otra persona la recoje y así no se queda apilada con riesgo de pegarse entre sí. Además es muy divertido trabajar así entre dos, porque el trabajo es mas preciso y no corres el riesgo de que se te desparrame la pasta cortada, además te ries mucho viendo cómo salen los espaguetis. Otras veces me limito a estirar la pasta y ponerla en un molde de raviolis que salen de maravilla también. Otro dia hablaré de mis rellenos de raviolis y salsas de pasta preferidas.
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