Por el acantilado

Este año nos ha comenzado muy bien, gracias a Dios, y es que nos hace mucha falta que las cosas del mundo mejoren. Tras una Nochevieja tranquila y feliz, el dia 3 de enero bajamos a Pobeña para quedar con mi amiga del colegio Yolanda y entregarle el calendario del nuevo año, el de las dominicas de Lerma, y ya de paso aprovechar el dia tan despejado y azul que nos salió para hacer un recorrido por aquellos parajes. Yolanda, tan conocedora de aquellas tierras, nos subió por un camino de eucaliptos entre verdes laderas y luego lo bajamos hasta el borde del mar en Cobaron y anduvimos con el mar a la derecha hasta el limite con Cantabria. Foto va y viene, volvimos al punto de partida por los acantilados del Itxaslur. El recorrido tiene una belleza emocionate y no puede ser mas relajante, tanto si hace buen dia como si el mar está con temporal. Es un lugar donde la naturaleza se muestra salvaje y me trae buenos recuerdos porque me ha acompañado en muchos momentos de mi vida, pero justo este nuevo año lo he visto y sentido de manera especialmente especial. Luego comimos de maravilla en su restaurante favorito, el que está junto al rio. Los dueños son muy simpáticos y cariñosos y con cada nuevo plato del menú nos contaban un chiste. Volveremos. 

Estoy segura de que este año va a ser muy nutritivo. Por mi parte voy a seguir practicando durante todos los dias del año el ser agradecida por todo, por lo bueno y lo no tan bueno, a saber valorar y buscar lo positivo que hay en todo momento, desde el momento en el que te despiertas hasta que te acuestas; dejar que la vida me sorprenda, dejarme fluir, no tener miedos, hacerme de metal en vez de cristal, enfocarme en mi esencia poniendo la atención en el momento presente abrazando el espacio y aceptar todo lo que venga, lo bueno y no tan bueno, que de todo se aprende la lección.