Las edades del hombre en el norte palentino

Este año se ha titulado: Mons Dei y se ha celebrado en Aguilar de Campoo, en el norte de Palencia junto a la ruta de las iglesias románicas que hace tiempo visitamos en una excursion de la asociacion del camino de Santiago.
La exposición me gustó mucho porque su temática era fascinante. Reunir en las dos sedes, la iglesia de Santa Cecilia y la Colegiata de San Miguel que estaban equipadas para la ocasión con los mejores medios técnológicos, unas preciadas obras de arte de escultura, además de pinturas antiguas y contemporáneas, códices, música y audiovisuales que hablaban de las montañas de Dios tanto del antiguo como del nuevo testamento, tan bien tratadas y en un ambiente en el que te podias sumerger y sentir las sensaciones que la audioguia te iba proponiendo, fué sublime. Levantar los ojos a los montes buscando la unión con Dios para llegar a la cima de la creación divina, a la morada donde la revelación trasciende y se convierte en el lugar al que se ha llamado a la humanidad para encontrarse con Dios y alcanzar la perfeccion.
El significado de la montaña representado en tantos montes que ahí siguen todavia para recordar lo sucedido pues no fué un cuento sino realidad.... el Ararat donde se posó el arca de Noé, el Moriah donde Abraham por poco sacrifica a su hijo; el Sinai donde Dios entregó a Moisés los Mandamientos; el Nebo desde donde Moisés y su pueblo vieron la tierra prometida; el monte Calvario donde Jesus murió, llamado también el Golgota; el monte o jardín de los Olivos; el monte Tabor donde se transfiguró; el monte Carmelo o el de la oración; el monte de la tentación; el del sermón de la montaña que pudimos disfrutar en un audiovisual... La simbologia del sueño de la escalera de Jacob; el rey David en angustia siempre exclamaba: “Alzaré mis ojos a los montes, de donde vendrá mi socorro”
El nombre de la exposicion va de maravilla con el entorno en el que se celebra, un lugar rodeado de montañas e iglesias románicas atrapadas por el tiempo en la montaña palentina.
Tras salir de la exposición nos dirigimos al rio Pisuerga y mientras mirabamos en silencio la corriente tomandonos un vermout meditabamos concentrados sobre lo vivido y la profundidad de un mensaje que apenas llegamos a descifrar. Pero tocaba reponer fuerzas mortales y fuimos a comer el menú del peregrino que nos devolvió a la realidad con unas alubias bien potentes, morcilla, merluza y cordero asado y un buen vino. Reposamos tan copiosa comida en un tranquilo parque junto al rio y emprendimos viaje de regreso a casa escapando amenzados por la tormenta que fué quedándose a oeste y no pudo darnos alcance.
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