Nevando en febrero

Aunque habian anunciado nieves, parecia increible que un dia tan bueno y cálido pasado en la playa de la Kontxa pudiera desembocar a la noche en una gran tormenta de nieve que nos pilló cenando en casa. Los copos caian en densidad y eran de pañuelo, por lo que presagiaban una capa en el suelo de buena altura en centimetros, al final no fue mas que una tormenta seguida de otra con el tiempo suficiente para que no cuajara la nieve en el suelo y poder circular. Todo el fin de semana estuvo así de humedo y tormentoso y mis amigos disfrutaron de la nieve en ciudad caida en vivo y en directo. Aquel sábado comimos en el Virgen Blanca y por las cristaleras que daban a la plaza se veia nevar, algo que no te cansas de admirar aunque lo hayamos visto cientos de veces y mas si estás calentito en un sitio degustando una comida tan rica como cocinan en este bar. Después nos sacaron esta foto que está haciendo furor, y entre unos turistas y otros nos ayudamos a quedar allí inmortalizados. Al dia siguiente, domingo, fuimos a Estibaliz y mis amigos conocieron a nuestra patrona, austera y sencilla bendiciendonos desde la redonda boveda y el ajedrezado sello románico de un lugar de paz renovador de fuerzas para continuar el camino de la vida en un monasterio de oscuras paredes de piedra que sólo invitan a la devoción y al dialogo interior con Ella que tanto reconforta y deja en ti una profunda huella de esperanza.