Vuelta a los años 60

El viernes pasado estuvimos viendo exposiciones. Tras una inauguracion de fotografia con un ambiente de gente bohemia y obras de esas que necesitas te expliquen las intenciones del autor y con musica de fondo pinchada por un Dj, nos fuimos a otra totalmente contraria, con la temática de la vida familiar y doméstica de los años 60. De entrada te recibía un fondo de canciones del Duo Dinámico que te hacían bailar solos los pies y así recorrimos el muestrario de escenas con las que nos identificamos por haberlas vivido muy de cerca. Paneles explicaban lo que ya sabíamos, como si los hubiésemos escrito nosotros y solo nos faltaba el bocadillo de chorizo Pamplona para pasearnos mas a gusto entre las cocinas con catalítica, frigorifico y la mesa de formica preparada para una comida dominguera de paella con Kas y gaseosa la Casera de cierre a presión. Cortinillas bajo el fregadero, cazuelas decoradas con franjas floreadas y la reina de la casa: la lavadora con su tambor de jabón, recordaban fácilmente aquellas pequeñas casas en las que vivian familias numerosas sin trastero ni calefaccion. A su lado, pues la vida se hacia en la cocina que era el lugar mas caliente de la casa donde había un lugar para la tele decorada con el toro y la muñeca flamenca encima, había una salita para las visitas, con sofás recargados de ganchillo, tapiz de caza en la pared, el mueble bar, las fotos familiares y un revistero con el Hola de la época. Un panel con los instrumentos del médico de cabecera amigo de la casa, sus famosas inyecciones y las pocas medicinas de la época nos recordaban que fuimos los niños mas banderilleados de la historia. Un seiscientos de cuatro puertas con la baca llena de maletas y un botijo te hacían pensar en la de gente que se metía dentro y en la cantidad de horas que se invertía, eso si con ilusión, en recorrer el camino de su pueblo. A su lado una lucida vespa hacia pensar más en chicos y chicas solos o en pareja. En un lado se exponian las trencas con cierres de hueso y los vaqueros tan de moda, sobre todo el famoso Lewis 501 que lo traian de fuera y era el mejor tesoro que podias tener en el armario. Juegos de mesa con los que pasábamos horas muertas; kioskos donde comprabas el Pulgarcito o el Tio Vivo y las pipas Facundo tras salir a toda velocidad del pupitre y encerado del colegio allí recordados. Varias televisiones proyectaban series programadas que esperábamos con ilusión durante la semana: Bonanza, el Virginiano, el Fugitivo, el un-dos-tres, Historias para no dormir....los Chiripitiflauticos...Y sobre todo, daba alegría ver aquellos tocadiscos portátiles de unos años cargados de mucha musica que la oiamos durante anos y años en la tele, la radio y en esas máquinas pinchadiscos de los bares. Fué una exposición muy entrañable y emocionante que lució mucho más por ceñirse solo a lo cotidiano, a lo más cercano a nuestra infancia y juventud y sin referencias de ningun tipo a la política de la época afortunadamente.
0 comentarios