Sábado minero

Nos costó llegar a Oiartzun, las carreteras se nos juntaban con tanto cruce y el gps no se aclaraba; después de confundirnos y meternos en la autopista camino de Zarautz, pudimos dar la vuelta y encarrilarnos hasta el pueblo donde empezamos la aventura. El dia estaba soleado y la plaza de Oiartzun muy animada de gente sentada en las terrazas de las tabernas. Nos dimos una vuelta visitando la iglesia fortaleza de San Esteban y tomamos el aperitivo antes de tomar el camino a Ergoien y llegar a la sidreria Iriberri donde habíamos reservado la comida que estuvo estupenda y muy abundante, bien regada de una rica sidra fresquita y un chuletón a la brasa que nos dejó el cuerpo con la energía necesaria para visitar las minas de Arditurri en el entorno maravilloso de las Aiako Harriak, peñas surgidas del mar hace solo 200 millones de años con una bolsa de magma justo debajo de ellas repleta de filamentos hacia la superficie que enriquecieron el hacia el exterior la tierra de minerales y ya en época romana fueron descubiertos creándose un complejo minero explotado hasta hace solo 30 años casi ininterrumpidamente y que ahora sigue utilizándose de manera turística dejando a sus visitantes asombrados de de tanta historia y belleza. Los romanos explotaron las minas por el sistema de torrefacción, prendian fuego junto a la roca y dejaban que se calentara la roca resquebrajándose y saltando en pedazos que a continuación se trabajaban con el pico minero con el fin de extraer la plata. En la Edad Media extraian hierro que no fué de interés para los romanos, y proliferaron muchas ferrerías por la zona. Y ya en el siglo pasado se construyó un ferrocarril que transportaba el mineral hasta el puerto de Pasaia y que hoy es una via verde. En los años 60 del siglo pasado se extraía fluorita y en los 70 se explotaban filones de la mina a cielo abierto creando gran cantidad de escombreras que han dado un toque lunar al paisaje. Por estas fechas empezaron a interesarse por el interés arqueológico de la zona cuyos resultados han convertido este lugar hoy en dia en un peculiar viaje en el tiempo en este interesante enclave histórico muy bien ambientado de luces con la observación de los filones y paisajes de lagos incluidos y también de sonidos: traquetreos del tren, ruidos de las rocas al desprenderse... todo muy interesante. Al salir de la mina la claridad del sol y el paisaje de las Aiako Harriak nos sobrecogió en silencio y emprendimos la vuelta a casa haciendo una parada en Hondarribia donde nos paseamos tranquilamente junto a la ría observando Hendaya en la otra orilla del Urumea.
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