En el reino Hachemita

Ya tengo toda la coleccion de maravillas del mundo. Por fin he podido completar la última que me quedaba pendiente: Petra, pero voy a ir por partes. Ésta de Jordania, ha sido una excursión que providencialmente ha surgido de repente, parece que estaba aguardando el momento oportuno para presentarse, porque andábamos detrás de ella desde hace años y no salía pero así ha sido. En este momento entre trabajos fuertes, una semanita robada nos ha sabido a gloria para desconectar y valorar a la vuelta nuestra vida habitual en un lugar donde en comparación con aquel mundo, nuestro trabajo casi parece un balneario, donde todo es de color verde, hay nubes y claros y nuestra chabolita que es todo un palacio no desmerece nada frente a tanto palacio y tantos parajes desérticos y secos, que no por ello menos bonitos, pero sí muy diferente en todos los sentidos, sobre todo culturalmente. Antes de ir a Petra, pasamos por su capital, Amman, lugar de fascinantes contrastes, donde se concentra casi la mitad de la población del pais, es espectacularmente grande y blanca, muy moderna, edificada sobre 12 colinas muy empinadas con mucho sabor árabe. Coronada por su ciudadela que preside las vistas de todo lo mejor de la ciudad, con su palacio Omeya, el templo de Hercules y una iglesia bizantina, nos explica su pasado mostrándonos el lugar donde fué erigida hace miles de años. Las mujeres no existen, las pocas que ves pasan desapercibidas al ir tan tapadas, aunque tienen una vida aparte donde se concentran y se muestran tal cual, como vi en la piscina del hotel el dia de "mujeres" pues todo se celebra por separado, incluso bodas, hombres por un lado y mujeres por otro, ya que su religión las hace incitadoras al pecado y los hombres aprovechando esta máxima de su religión, las recluyen en guetos de lujo para quitarse de enmedio el poder de la mitad de su población.  Los coches de alta gama, todoterrernos imponentes, sustituyen a los camellos de antaño. Su comida especiada es exquisita aunque poco variada y aunque ellos apenas saben inglés, esto no ha sido óbice para que nos entendiéramos a la perfección y hemos podido degustar los platos de su cocina asi como sus deliciosos dulces, poco azucarados y de exquisita elaboración. El aliviador viento fresco de las noches nos permitía respirar de tanto calor durante el dia.

Hemos visto los castillos del desierto, donde los caravaneros descansaban o intercambiaban mercancias, otros castillos al mas puro estilo defensivo como el de Karak, y también lugares para su diversión como el castillo de Amra, declarado patrimonio de la Unesco por sus frescos eróticos, el de Hallabat donde tenia su cuartel general Lawrence de Arabia; ciudades inmortales de mas de 6.500 años como Jerash y el inmenso e intemporal desierto de Wadi-Rum repleto de laberintos de rocas monoliticas con dibujos de mas de 4.000 años de antigüedad y donde en un todoterreno hemos cabalgado sobre sus arenas.