Agitada primera semana del año nuevo

Esta semana no ha habido tiempo para nada y se ha pasado volando. El lunes dia 2 fuimos a dar nuestro habitual paseo navideño por Pamplona que estaba muy animada. Después de charlar un rato con uno de los camellos de los Reyes Magos al que al final y tras escuchar sus comentarios de lo bien que viven allá por el oriente, no pude sacarle ninguna información sobre lo generosos que iban a ser conmigo los Reyes, comimos en un restaurante de diseño minimalista enclavado en el hotel de los marqueses de Vitoria, y me supo riquísima tanto su ensalada de bacalao como los chipirones con salsa ajilismojilis. Después estuvimos en el Iruña con la intención de saludar a Hemingway, pero la zona donde está su estatua estaba cerrada, asi que nos quedamos en el inmenso salón del café charlando con una pareja de señores muy agradables que nos contaron su historia, vida y milagros en solo media hora y después de despedirse de nosotros, terminamos nuestro café y nos dirigimos a la administracion de loteria de la plaza del Castillo donde compramos el acostumbrado décimo del Niño, que por cierto ha sido agraciado con 20 eurazos. Volvimos al parking de la audiencia, demasiado caro para repetirlo y luego a la vuelta saludamos a los primos de Urdiain, Leoncio y MªJosefa que se pusieron muy contentos de vernos. Al dia siguiente bajé a Santurce a cerrar unos trámites, al otro de recados preparatorios de la comida de reyes, el dia de víspera entre hacer el roscón y ver a los reyes a los que tiramos los caramelos de años anteriores, con mucho mosqueo por parte del rey Gaspar que se hacía cábalas sobre la procedencia del caramelo que le había dado en un un ojo y después cenando un bocadillo de bonito con anchoillas con los cuñaos, se nos pasó el dia y así hasta ayer, que lo celebramos por todo lo alto con unos pintxos variados de entrada: boquerones, brochetas de marisco, gildas, el descubrimiento de los dátiles, champiñones con jamón, bacalao crudo al ajillo y de plato fuerte, un solomillo con espárragos trigueros y salsa de setas que por fin nos salió jugoso, pues el secreto consiste en asarlo cubierto de lonchas de tocino. El vino y el champán corrieron a raudales, y hasta un coctel manhattan nos tomamos a media tarde, asi que llegamos a ese punto de bienestar donde todo te parece bien y te ries con mucha facilidad, asi a lo tonto casi sin querer. Al final, y como ya hasta nos visitan las novias de los sobrinos, señal de que están a gusto, nos juntamos 10 frente al misterioso rosco, cuya sorpresa le tocó a M ikel y el haba a su hermano. Ild e, al que grabamos por la especial ocasión, nos leyó una poesía del niño Jesus y lo pasamos muy bien y nos reimos mucho. Fué un dia muy feliz.