No disfrazados sino auténticos

Qué verdad es esa de que vamos disfrazados habitualmente y nuestra verdadera personalidad aflora cuando nos difrazamos. Desde enero teniamos en casa los disfraces, comprados con mucho misterio y secreto, porque prometimos no decirnos nada hasta vernos el mismo dia de la cena de carnaval. Qué nervios y qué largo se me hizo hasta que llegó el momento. Cuando vi a Pedro hecho un gladiator sólo pensé lo guapo que estaba y lo bien que le sentaba el traje, como si en otra vida hubiera sido gladiador. Yo me sentí genial con mi vestido largo de cola y mis largas mangas llenas de picos. Hemos disfrutado lo mismo que los niños, tanto o mas con los preparativos, que han sido meticulosos y llenos de ilusión, como el mismo dia de la cena. Nunca nos habíamos disfrazado, pero como este año salió tan bien la fiestuqui de Halloween nos hicimos el propósito de aprovechar de nuevo el momento y dar rienda suelta a la imaginación. Al final, caes en el clásico tópico: te disfrazas de lo que en el fondo deseas ser porque hay algo mágico que te atrae. Me disfracé de bruja en el colegio, con 14 años y casi 40 años después lo vuelvo a hacer pero esta vez con estilo, clase, glamour....Pedro era el auténtico gladiator, impecable, con poderío y lleno de fuerza. El próximo año lo tenemos mas difícil....de qué nos pedirá el cuerpo que nos disfracemos?...yo no tengo ni idea....